jueves, 1 de octubre de 2009

ingeniosos catalanes

Barcelona siempre ha estado por delante de todas las demás ciudades del mundo en lo que se refiere a sol, imaginación y creatividad, y así da gusto, porque vas por sus calles y nada deja de sorprenderte. Sus ingeniosos creadores han ideado ahora bancos anti-indigentes, esquinas anti -meones y superficies anti-botellón. Y el resto de ayuntamientos del Universo peregrinan a la ciudad condal a ver si copian algo, porque están de oler a meaos hasta aquí.

Luego vas y tampoco es que se hayan roto la cabeza. En las esquinas anti-meones hay un guardia urbano en una garita camuflada que en cuanto sacas la minga (los meones suelen ser ellos, más bien) te aplica en el susodicho apéndice una descarga eléctrica de seiscientos voltios que se te quitan las ganas hasta de vivir.

Los bancos anti-indigentes son bancos normales y corrientes con cuatro reposabrazos en medio, para impedir que se tumbe nadie, aunque no pueden evitar que se tumben los indigentes delgaditos, que son mayoría, extendiendo sus carnes y huesos por debajo de los apoyabrazos . Y sus mantas por encima, de manera que queda una tienda de campaña de lo más recogido, que cabe dentro hasta el campigas para leer novelas de Estefanía.

Y en cuanto a las superficies anti-botellón, se trata de simples planos inclinados sobre los que es imposible que se tenga de pie una botella cuando la dejas en el suelo. No obstante, como las personas que dejan botellas en el suelo después de beberse el contenido no distinguen muy bien una superficie lisa de la superficie del Cantábrico, tampoco les importa mucho que la botella ruede. Y a veces no se dan ni cuenta.

Así que menos fardar de soluciones ingeniosas y más educador de calle para luchar contra el incivismo.

2 comentarios:

Sofia dijo...

Pues las dos últimas ideas me parecen originales, aunque no sé si prácticas; la del banco del parque llevará a los usuarios a buscar otras camas, que por otra parte ya usan, como el interior de los Bancos y Cajas de Ahorros. Sustituir unos bancos por otros, no arregla la situación, vamos creo yo, sólo sería solución universalmente válida el conseguir que los indigentes no dormieran nunca.

Lo de los planos inclinados provocará máxima asistencia al cine para serrar o arrancar los apoyavasos y con cinta adhesiva sujetarlos en la zona inclinada, a la altura de la mano: mayor comodidad.

Lo de la descarga me parece desmesurado, matar moscas a cañonazos. Además que lo que harán será mear ahora, los hombres de dos en dos, uno mea y el otro vigila y a ver quien es el guapo que consigue darle en el apéndice si está avisado de la llegada. Lo peor de todo, la meada llegará a los alrededores de la esquina y puede que acabe el electrocutador, meado también. Avisado a tiempo, con vuestro aparato útil se alcanzan distancias frente a las descargas que deben ser por contacto.

Si ya se me ocurren a mí estas soluciones, que ni meo en las esquinas, duermo en los bancos ni hago botellón, ¡qué no se les ocurrirá a los catalanes!. Porque si son listos los de las ideas en contra, no van a ser menos listos los perseguidos.

Casilda dijo...

A mí más que ingenio me parecen parches tapa-agujeros provisionales.

Para evitar el botellon en las calles, "botellodromos" bien comunicados con las principales zonas de marcha.

Para evitar meadas indeseadas baños públicos de calidad, que en muchos paises los hay.

Y para evitar indigentes durmiendo en bancos, mejor en vez de ponerles más trabas en su ya de por sí dura vida, más facilidades y ayudas.

Un abrazo,

Casilda