sábado, 10 de octubre de 2009

Sherezade

Sobre la cabeza de Sherezade, la narradora de cuentos de las Mil y una noches, pende un alfanje. Caerá sobre ella si su historia no consigue despertar el interés del sultán. Se salva contando.

Así me siento yo escribiendo el egunon. Cada vez que clico en "publicar entrada" siento que el alfanje seguirá pendiendo sobre mi cabeza, al menos, hasta mañana. Que he ganado veinticuatro horas a la melancolía. Que me he salvado hoy.

Por eso no dejaré de escribir. Por instinto de supervivencia. Por eso y porque estoy convencido, como decía Eduardo Galeano, de que debajo de la aparente estupidez, hay verdadera estupidez. Y que mirarla a los ojos y reirse de ella da sentido a este penar.

Aunque me llamen gilipollas (anónimo y cobarde).

1 comentario:

Sofia dijo...

Como le quitemos a la vida la capacidad de reírnos, la inmensa mayoría de las cosas parecerán insufribles y las personas aburridas, sosas, melancólicas, pusilánimes.

Se pueden buscar muchos caminos distintos para hacer, pero como no metamos el sentido del humor en la mochila, apaga y vámonos.

El amor y el humor son los dos aspectos imprescindibles de la sal de la vida. Mendi los posee, no dejes de usarlos porque a los que te leemos de manera manifiesta, se nos caerá el alfanje sobre nuestras cabezas.