jueves, 30 de abril de 2009

Un señor de Murcia

La región de Murcia, que es el nombre que tiene esta famosa comunidad autónoma, estaba buscando un slogan para promocionarse como destino turístico ahora que la crisis amenaza con vaciar La Manga de personas y con bajar diez grados la temperatura del agua, cosa que no se puede consentir. Encargaron el trabajo a una prestigiosa firma de publicistas de Madrid, de esos que llegan a la oficina a las 10 de la mañana vestidos de rosa y de flores y trabajan sentados alrededor de una mesa con café y bollos soltando paridas a ver cuál tiene más gracia. Se pusieron a buscar el estereotipo de murciano, del que reirse un poco igual que los vascos hicieron con el Patxi aquel de Euskaltel. La pregunta fue: ¿a qué se parece uno de Murcia?. A Jesús le preguntabas cosas más difíciles, como ¿a qué se parece el Reino de los Cielos (fíjate tú, el Reino de-los-cielos!)?, y te contaba cuentos de señoras que buscaban monedas, de tesoros escondidos, de perlas, de piratas, de todo. Pues a estos no. Habían agotado las reservas de café y no se les ocurría nada, de manera que ganó la idea de que un murciano no se parece a nada, ni a nadie. Que un murciano no responde a ningún estereotipo. Que un murciano no se parece en nada a otro murciano, ni tampoco a una murciana. Y que las murcianas tampoco se parecen entre sí. De manera que un señor de Murcia es el no - estereotipo, de la misma manera en que los domingos por la tarde son el no - tiempo. Aquello no sé, pero esto lo tengo comprobado. Hasta la hora del aperitivo el domingo tiene un pase. El periódico, las motos en la tele y el olor de la primavera cuando es primavera hacen ese tiempo bastante tolerable. Pero cuando te ventilas las rabas y el vermú, es todo un precipitarse al abismo de la no - realidad, y quieres que llegue cuanto antes el lunes y puedas volver a reconocerte en el espejo como el lamentable ser humano que uno es, polvo eres y en polvo te convertirás, y el aspecto que tienes entre ambos momentos históricos lo muestra con bastante precisión. Que se anden con cuidado los de Murcia. De no parecerse a nada a no ser nada hay un paso imperceptible. Y no ser nada implica enormes problemas colaterales, de entre los cuales se me ocurre mencionar que no te puedes ni lavar los dientes ni cortar las uñas. Puf.

miércoles, 29 de abril de 2009

No stones


La prueba lo muestra a las claras. Como podéis ver en esta imagen que he apañado con la radiografía, no hay piedra ni en mis riñones ni en sus alrededores. Así que no me duele. Soy yo, que pienso que me duele.


Aquí esta otra vez la discusión sobre qué es la realidad: si el mundo o la conciencia. Si el factum o el cógito.


Filosofías aparte, yo estoy mucho más tranquilo desde que se que el dolor que siento no existe, y solo es fruto de mi pensamiento, que imagina historias de hospitales igual que piedras o títulos de Copa para el equipo de mi vida. Así, ahora que he caído del guindo, cuando me da un pinchazo en la espalda que me deja en el sitio, me río del increíble poder de mi mente.


Y trato luego, cuando se me pasa el dolor que no tengo, de aplicar mis poderes a otras cosas, como corregir unos exámenes sin mirarlos o aprender gallego. No es fácil, pero algo consigo, como por ejemplo, saber que habría macarrones para cenar. Así que, por joder un poco y ver cómo reacciona mi cerebro, he preparado unos filetes con patatas.


Estoy esperando a ver el efecto.

martes, 28 de abril de 2009

los calzoncillos del revés

Me di cuenta de que me había puesto los calzoncillos al revés cuando ya era demasiado tarde, y las enfermeras, la titular y la de prácticas, se miraban y sonreían. O eso me pareció. La joven, además, tenía edad de haber sido mi alumna dos o tres años atrás, y eso hacía su sonrisa doblemente hiriente. "Tú sabrás mucho de Platón pero no sabes ni por dónde te da el aire", creí adivinar que decía entre dientes mientras me ayudaba a tumbarme boca arriba debajo de la máquina de rayos.

Ahí quedé yo, desnudo entre el pecho y la mitad de los muslos, y tapando mis vergüenzas con unos calzones con la etiqueta para afuera. Y como era una radiografía de las de diseño, hube de mantener el innoble gesto una horita de nada. Cada vez que entraba a cambiar la placa de debajo, la enfermera joven me sonreía. Las doce últimas veces no la miré.

Me merezco la mofa, pero es que no hay forma de acertar con la ropa a las seis de la mañana y con la luz apagada. Aunque tenía que haberlo pensado el día anterior, que ir al hospital no es cualquier cosa. Cuando era pequeño, si habia que ir al médico, mi madre me obligaba a ducharme, aunque no fuera sábado, y a ponerme una muda limpia completa: camiseta, calzoncillos y calcetines. Yo creía que era porque así las radiografías salían mejor, con menos mierda interpuesta, pero era por ella, para que sus hijos parecieran un pincel, aunque no lo fueran, allí donde tenían que parecerlo. "Seremos pobres pero limpios", decía, como si todos los que no tienen posibles fueran unos guarros.

Mi madre era una mujer con muchas competencias técnicas: Sabía perfectamente cómo manejarse en el proceloso mundo de los inconvenientes cotidianos. Y además de saber, quería y podía, que es lo que le hace a uno competente. Y ser competente es mucho más útil para vivir que ser inteligente.

Moraleja: si además de ser una persona con seso quieres parecerlo, no te olvides nunca de hacer lo que hubiera hecho tu madre. Si no, acabas siendo un intelectual con los calzoncillos vueltos del revés. Simpático, pero risible.


lunes, 27 de abril de 2009

otra del Opus


Hace unos días era un centro de Cantabria y ahora es uno de Galicia. A ambos les han retirado el concierto, y ya no pueden financiarse con dinero público. Algunas asociaciones de padres y algunos partidos políticos aplauden a ambos Gobiernos (el de Galicia también es del PP) y piden al resto de autonomías con competencias que se pongan las pilas y sigan el ejemplo.

Hay argumentos a favor y en contra de la segregación por sexos y de la coeducación. Hay datos que muestran que en escuelas segregadas los niños y las niñas, cada uno por su lado, rinden más. Convendría que subrayaran, eso sí, que "rendir más" significa "sacar mejores notas". Y que dejan en segundo plano otras cosas, como educar en valores. A lo mejor hay alguno al que se le escapa una risita, pero resulta que "educar en valores" es una de las cosas a las que más importancia dan los padres y madres que llevan a sus hijos e hijas a la escuela concertada. También les importa que haya disciplina. Y buen nivel. Las tres cosas.

Yo no manejo muchos datos, pero creo que es mejor que, como dice el ministro Gabilondo, las personas se preparen para la diversidad en un clima educativo plural.

El tema que a mí me importa no es ese. Sino que los Colegios del Opus no necesitan un euro de la Administración. Y que los padres que reclaman esa financiación pública para salvar su libertad de elección de centro se confunden de ventanilla.

Y si algún día, cuando el Opus, entregado a la obra de Dios en la tierra, que, por lo que yo sé, es dar de comer al hambriento, agota sus recursos, que vaya a la cola de la Consejería de Educación correspondiente a pedir dinero. Y que cumpla la ley, aunque no le guste. Como hacemos todos.

domingo, 26 de abril de 2009

pelos en la oreja

Un estudio de la Universidad de Southampton afirma que las orejas humanas, además de permitir recibir audios, como se llaman ahora a las cosas que se oyen, también emiten sonidos. Esto explica muchas cosas. Por ejemplo, aquello que le pasó a Samuel, que pensaba que Elí, el anciano sacerdote con el que vivía, le llamaba a altas horas de madrugada. Hasta tres veces despertó al pobre Elí, con lo que le costaba coger el sueño, para ver qué quería. Y también lo que le pasa a Fermín, que es un alumno que sonríe cuando estoy explicando cómo se calcula el umbral de rentabilidad de una empresa. También sonríe en otras circunstancias, igualmente poco graciosas, en sí. Oye voces, seguro, porque yo le miro la oreja, sin ningún disimulo, que él tampoco disimula cuando sonríe, y no lleva ni pinganillo ni nada.

Dice el estudio que los sonidos provienen del rozamiento del aire con los pelillos del pabellón (auditivo). Así me explico yo la agitación motórica de una señora de mi escalera, que porta doble melena.

Pero hay otras hipótesis. MEDUSA (Mob Excess Deterrent Using Silent Audio) es un dispositivo que emite microondas, las cuales, utilizando el cráneo como caja de resonancia, pueden llegar a ser percibidas por los oídos. El dispositivo tiene su origen en unproyectode la Marina norteamericana, pero ya empiezan a contemplarse otras aplicaciones comerciales, como por ejemplo la emisión de mensajes subliminales en Mega Parks de esos.

Y esto explica el último de los enigmas que me faltaban por responder, además del de Samuel y el de Fermín. Si nunca habéis ido a hacer la compra al súper con dos cabras adultas no sabéis lo que es ir con dos hijos pequeños. Piden cosas todo el rato, y es porque Eroski ha incorporado el dispositivo de los cojones y lo hacen emitir con una frecuencia que sólo escuchan los tiernos oídos de los infantes.

Hasta ahora, a alguien que os dijera que oye voces, lo derivabais al psiquiatra. A partir de ahora, y por aquello de que la falta de pruebas impide descartar ninguna de las dos hipótesis, miradle las orejas. Y preguntarle si las oyó en el Súper.


viernes, 24 de abril de 2009

si se va una rosa, vienen mil claveles

Es lo que ha dicho Cayo Lara, el coordinador general de Izquierda Unida, al enterarse de que la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, deja la coalición y la alcaldía para irse como independiente al Gobierno andaluz de Griñán.

Rosa Aguilar era de esas personas a la que los ciudadanos elegían ya se presentara en la lista de IU o en la de Falange Auténtica. Como pasaba con Teófila en Cádiz o Vázquez en A Coruña. Por eso, marcharse a mitad de mandato no está bien. Aunque, como ella dice, lo haya pensado mucho. Qué menos.

El rebote de sus ex-compañeros de militancia y la virulencia con la que van largando frescas a las dos horas del anuncio me lleva a suponer que tenían la artillería preparada contra ella desde hacía tiempo.

Dice que tiene sus razones. A mi ni se me ocurre dudarlo. Los cordobeses quieren que gobierne el califato, el PSOE andaluz que lleve las obras públicas y yo quiero que presida mi comunidad de vecinos, y me libre de la miserable del 1ºC, que lleva veinte años votando que no al ascensor. Es lo que tiene ser una superclase de la política, que te quieren en todos los sitios. Claro que tiene razones, pero hubiera sido estupendo que las explicara. Bien clarito. A los cordobeses, por supuesto.

Ojalá lluevan claveles en Córdoba, pero esas cosas es difícil que pasen.

jueves, 23 de abril de 2009


¿De quién es este señor?, gritó la auxiliar de pelo suelto y gesto desenfadado al abrir la puerta del quirófano y encontrarse una cama con un hombre dentro y sin afeitar. Nadie le contestó porque nadie había. Una hora antes, un celador había dejado allí la cama con el hombre. Hizo lo que le dijeron, porque le habían pedido que dejara el pack cama-persona-gotero en la puerta del quirófano, y él nunca se excede en su cometido. Antes de marcharse, preguntó al señor sin afeitar si sabía hablar. La pregunta le creó tal desconcierto que el señor sin afeitar le mandó a la mierda, porque una cosa es sentirse un bulto y otra que te traten como a un bulto.

En la hora que pasó mirando al techo, llegó a pensar que el mundo se había terminado, y que él mismo también se había terminado, como se terminan las novelas o los bocadillos o los partidos de baloncesto.

La auxiliar de pelo suelto y gesto desenfadado, viendo que nadie le respondía, preguntó directamente al hombre sin afeitar si sabía qué hacía allí. El hombre se tomó tiempo para responder. Era lo único que le quedaba, el tiempo. La dignidad se la había llevado el celador. Y le dijo que había sacado a pasear al perro, pero que le secuestraron unos rumanos que se dedicaban al asalto de chalets y le metieron en el maletero de un coche al que luego prendieron fuego. Y que lo siguiente que recordaba es el olor a hospital y que el día anterior había soñado con ella.

Cuando fue a proponerle matrimonio ella ya se había ido

Este es un pequeño cuento absurdo. Pero, ¿qué quereis?. La vida en el Hospital es así.

miércoles, 22 de abril de 2009

buenas noches

Era casi la una de la madrugada y tenía ya estudiado el irregular comportamiento respiratorio del enfermo de la cama de al lado. Aunque era bastante anárquico, se sujetaba a una norma: durante la primera hora de sueño, roncaba como una valkiria, con unos ronquidos ocasionales sobrecogedores por lo violento y por lo inesperado. Salían de la nada, y eran como el ra-ta-ta-ta de una metralleta pero en gronf-gronf-gronf-gronf. Pasada la hora, su respiración era como la de un bebé de los silenciosos.

Esperaba con paciencia el fin de la fase espasmódica. Y a los 55 minutos, cuando estaba a punto de terminar, irrumpió en la habitación la auxiliar de pelo suelto y gesto desenfadado, haciendo con la puerta más ruido del que haría cualquiera de vosotros cuando abre la de un castillo que lleva cerrado doce siglos, y gritó “buenas noches” sin fijarse en que en la oscuridad del cuarto habitaban cuatro seres humanos dormidos o a punto de dormir. Luego me enteré de que en la vida civil es igual, y que cuando entra en misa los domingos justo antes del evangelio saluda con la misma voz de trueno a toda la asamblea allí reunida, y el cura suele llamarle la atención desde el púlpito.

Se dirigió al buen señor con todo el cariño que llevaba encima, pero pensando que era sordo, llamándole “hijo” y diciéndole no se qué del pañal. El anciano, que oía perfectamente, se molestó un poco. Se fue dando un portazo incomprensible, y volvió a entrar a los dos minutos, cuando las burillas de polvo volvían ya al suelo después del arrebato, porque se le había olvidado vaciar un conejo. Al ver mi cara de espanto me preguntó si me había desvelado. Le dije que no, porque no había llegado a velarme antes. No me entendió, pero no siguió preguntando, porque sus normas de buena educación terminan ahí: saludo amable y pregunta retórica.

No la volví a ver en toda la noche. Esperé la hora de rigor entre los ataques decibélicos de la agitada respiración de mi compañero, y me dormí. Pero soñé que me casaba con ella, y que nuestros hijos y nosotros hablábamos con megáfono todo el día.

De situaciones como estas está llena la vida hospitalaria. Pertenecen, concretamente, a la categoría del absurdo que llamamos extemporáneo. Hacer algo que no toca en ese preciso momento. Conviene olvidarlas cuanto antes, porque si no, al llegar a casa, te portas raro.

martes, 21 de abril de 2009

Justicia Universal


Mira que es bonito el nombre. Justicia universal. Es como decir que no habrá un sitio bajo el cielo en el que puedan esconderse los responsables de delitos contra la Humanidad.

Se habla mucho de ello estos días porque se ha presentado una querella en la Audiencia Nacional contra “los seis de Bush”. Estos eran unos “ingenieros jurídicos” (otra bonita expresión, que a lo mejor yo soy un “ingeniero pedagogo” y no he dado cuenta) a los que alguien contrató para que encontraran la forma de violar los derechos humanos sin violar la Constitución de los Estados Unidos. Empeño difícil y cabrón donde los haya. Pero se pusieron a ello y algo sacaron.

Hay quien se pregunta si no se estará aplicando de manera poco prudente ese nuevo principio, si no estará generando la reacción contraria a la que busca, que es acabar con la impunidad. De hecho, en América ya hay internautas pidiendo que algún juez yanqui pida cuentas a los españoles por 500 años de expolio en el subcontinente sur, y en la CIA acusan a Obama de cometer un grave error táctico al revelar al enemigo las armas de guerra. Las técnicas de tortura, vamos.

También hay quien dice que perseguir a estos seis individuos es cosa de personas con poca masa encefálica, o de baja calidad, y que los osados gilipollas chocarán contra el principio de “obediencia debida”, que hará que los seis se vayan de rositas. Y que no se pueda llegar a los que les hicieron el encargo, porque tan arriba no llega ni la justicia de los hombres ni la de Dios. Así que mejor dejarlo como está y quedarse en casa. Y así no hace uno el ridículo.

A lo mejor no soy el más indicado para hablar, porque ese principio (según el cual hay que hacer caso al que tiene más estrellas en la gorra aunque no tenga razón) y yo nos llevamos a matar. Así me arrestaron muchas veces en el Ejército y por eso me fui del Seminario. Y por eso escribo en ratos sueltos. Para decir hoy que lo más prudente sería que la Audiencia Nacional, en contra del criterio de la Fiscalía, admitiera a trámite la dichosa querella. Que lo más prudente sería citar a declarar a esas personas, poniendo así en un compromiso a la Administración estadounidense. U obligándoles, para evitarlo, a abrir ellos mismos las diligencias. Estaría bien.

Sí, yo creo que eso sería lo más prudente. y estoy seguro de que sería lo más decente. Por lo menos hasta que la globalización, esa que anda pavoneándose por ahí, enseñoreada en lo financiero, llegue al ámbito de la justicia, y el Tribunal Penal Internacional pueda perseguir en todo el mundo a los criminales. Aunque sean ingenieros. Y jurídicos


lunes, 20 de abril de 2009

marcianos

Tengo para mí que el Holocausto es el hecho desde el que se debe entender el mundo que nos ha tocado habitar. El de antes y el de después de los hechos y de las personas que condujeron a millones de judíos a las cámaras de gas. Y en la prensa encuentro esta mañana un reportaje en esa línea (http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Holocausto/espectaculo/elpepusoc/20090419elpepisoc_1/Tes). Desde hace varios años, y como si un libro me llevara a otro, voy encadenando lecturas. Es mi manera de no perder perspectiva. Prefiero los libros escritos por las víctimas, porque los puntos de vista de los verdugos me interesan más bien poco.

Otros comparten mis inquietudes. La profesora de Religión de Bachillerato está acompañando a los alumnos y alumnas a leer "Si esto es un hombre", de Primo Levi. Yo, que me ocupo, entre otras, de la materia de Economía, recurrí también al libro para explicar cómo cualquier mercancía puede ser utilizada como medio de pago. En el caso de Auschwitz, las cucharas. Cuando lo cité, ví a un alumno resoplar. Y el resoplido tuvo un efecto letal en mi espíritu. Máxime cuando, como pude comprobar después, otros y otras también tuvieron ganas de resoplar, aunque no lo hicieron por respeto.

Igual que para muchos espectadores una película sobre el Holocausto equivale hoy a un western, y si no entretiene no les gusta, a mis alumnos un libro sobre el Holocausto les provoca hastío. Dicen que porque "habla todo el rato de lo mismo", y porque "hay mazo palabras en alemán". Solo se me ocurrió llamarles marcianos. Pero el insulto no tuvo ningún efecto beneficioso en mi ánimo.

Cuando sucede lo impensable, aparece lo que da que pensar
(Reyes Mate). Y tendremos que pensar. Y deberemos recular, si los profesores estamos, aunque sea un poco, un fallo táctico tal vez, en el origen de ese hastío. Porque entender el Holocausto es imprescindible. Cito al mismo Reyes Mate cuando dice que hay que tomarse en serio toda esa memoria, y pensarlo todo a la luz de lo que ocurrió. Todo: la política y la propia idea de progreso, la ética y, por supuesto, el arte. Y explicar no es comprender: la gran singularidad de la Shoah es que siempre habrá un abismo entre las causas que nos damos y lo que ocurrió. No sólo un abismo moral, también racional. El odio a los judíos no da para matar a un millón de niños.

domingo, 19 de abril de 2009

asco de primavera

Dice hoy un reportaje de El País que, en tiempos de George W. Bush, algunas personas de la CIA recibieron el encargo de diseñar un manual de tortura que no pudiera definirse legalmente como tal, compuesto por técnicas que llegaran hasta el límite de lo cruel o inhumano, prohibido por la octava enmienda de la Constitución. Por ejemplo, encerrar a un prisionero que tiene fobia a los insectos en una caja con una oruga inofensiva, haciendole creer que se trata de un animal venenoso. O el waterboarding, o asfixia simulada, más eficaz si se aplica junto a la privación de sueño (hasta un máximo de 180 horas, siete días y medio) o la manipulación en la dieta. O abofetear con la mano abierta: ("Produce sorpresa, susto y humillación"); o lanzar contra una falsa pared al detenido (técnica llamada walling); u obligar a adoptar "posiciones estresantes"; o amarrar al detenido a la pared con un collar de plástico; quitarle la comida; o despojarle de toda su ropa y sólo permitirle ponerse un pañal durante la noche...

El director de Inteligencia Nacional dice que los informes que contienen esas recomendaciones se escribieron cuando los hombres de la CIA trabajaban frenéticamente para evitar que se produjera un nuevo 11-S. También dice que "estos métodos, leídos en una soleada y segura mañana de abril de 2009, perturban y parecen terribles", pero que defendería a los que los redactaron.

Efectivamente, lo leo en una soleada y segura mañana de abril, mientras escucho a Rachmaninov, y me siento perturbado. Y tengo asco de vivir en un mundo así.

Una de las grandes dificultades para que se respetaran los derechos humanos en aquel país llamado Utilitaria (Steven Lukes, Cinco Fábulas sobre los Derechos Humanos, en "De los derechos humanos, Trotta, Madrid 1998) era que, en él, el bien supremo es lo que es más útil para la sociedad. Los gobernantes de Utilitaria decidían qué, pero utilitas populi suprema lex est. Nadie sabía nunca con certeza qué sacrificios personales se le podían pedir a él o a ella para mayor beneficio de todos, pero no importa, porque los utilitarios tenían tan desarrollado el espíritu público que están dispuestos a sacrificarse ellos mismos, y por supuesto a los demás, por lo que los gobertantes decían que era bueno para la sociedad.

Eso. Lo que dice un magistral Jack Nicholson en la última escena de "Algunos hombres buenos". ¿Os acordáis?.

Que paséis una buena mañana soleada de abril. Con algo de asco, eso sí.

sábado, 18 de abril de 2009

Quiero ser tu amigo


"Quiero ser tu amigo". No, no es lo que le ha dicho un niño de seis años a otro de siete, que además tiene balón, en el patio de la escuela, mientras meriendan. Aunque igual también. Se lo ha dicho Chávez a Obama. Ayer mismo, en medio de la refriega de apretones de manos y fotos que preceden a estas cumbres internacionales.

Está bien. Vuelven a ser como niños y eso es bueno, porque si no se hacen como niños tienen bastante complicado conocer la verdad de las cosas, que ya lo dijo Jesús, el de Nazaret. Veo además algo en ese gesto que me recuerda a la imagen del los niños en la escuela: también en Trinidad y Tobago el mayor de los dos (mayor de grande, él -la foto no deja lugar a dudas- y su país), además de ser mayor, tiene "balón". Y es bueno hacerse amigo de este tipo de chavales, porque así puedes jugar el partido que suele organizarse después de acabar el bocadillo.

Está bien. Lo bueno sería que, además, a ese gesto de amistad le siguiera otro. Mejor dos. Que el amigo del balón permitiera al embajador de Venezuela volver a Washington. Y que el otro dejara al embajador estadounidense volver a Caracas. De ese modo, además de ser amigos ellos, les iría mejor a los venezolanos que viven en los Estados Unidos y a los norteamericanos que viven en Venezuela. Porque de lo que se trata en estas cumbres es de ver cómo podemos hacer para que les vaya mejor a los ciudadanos. ¿O no?

viernes, 17 de abril de 2009

Benedicto



Ayer en la tertulia de Hora 25, en la SER, hablaron de Ratzinger, ahora que cumple 82 años. En ella escuché que al Papa no se le entiende lo que quiere decir porque es un intelectual. Este parece uno de esos casos en los que una cualidad (en ciertos círculos ser un intelectual merece una valoración positiva) se convierte en un obstáculo a la hora de terminar de hacer bien tu trabajo.

Conviene puntualizar que un intelectual no es alguien muy inteligente, sino uno que para trabajar utiliza como herramienta el intelecto. Aunque tenga poco (que no es el caso de Benedicto XVI). Uno que dedica horas a actividades abstractas (esto lo dice el Larousse), como por ejemplo, la reflexión. A mi juicio, un intelectual tiene que leer mucho. U oir mucho. O fijarse muy bien en lo que ve. Si no, ya me dirás sobre qué reflexiona. Hasta aquí, cualquiera que piense puede ser un intelectual. Aunque los porteros y las porteras de finca, si es que todavía los hay (os invito otra vez a leer La elegancia del erizo) tienen mejores condiciones ambientales.

El problema es cuando sales afuera y quieres decir a los demás lo que has reflexionado. Aa-migo!, ahí es cuando tienes que utilizar una cosita bien delicada que se llama lenguaje. Y entonces, a lo mejor te apetece ser menos intelectual y más Esperanza Aguirre (a esta se le entiende todo lo que dice perfectamente).

Siempre que uno habla -sea intelectual o no- lo hace para que le entienda aquel a quien se dirige. A mí me pasa. Cuando le hablo al Xavi (7 años ya el jodido) lo hago distinto de cuando hablo a los 41 alumnos y alumnas de Filosofía que tengo en 2º de Bachillerato. Y si no me entienden, ni el uno ni los otros, culpa mía. Tonto que es uno, que siempre ve primero la viga en su ojo, porque las vigas son muy fáciles de ver, tan gordas ellas.

Ortega decía que somos un poco ilusos si pensamos, cuando nos ponemos a hablar, que vamos a poder decir todo lo que queremos decir. El lenguaje no da para tanto. Qué sabio! Él decía sufrir mucho si no sabía concretamente a quien hablaba. Una vez que lo sabía, imagino, elegiría aquellas palabras más llenas de significado para el receptor (por ejemplo, en la pescadería, utilizaría la palabra "merluza" en lugar de las expresiones "osidicus gigas" o "disosstichus eleginoides"). Y de esa manera las palabras, por muy intelectual que se sea, no ocultarían lo que se quiere decir, sino que lo mostrarían, y de una manera clara y transparente.

Modestia en los objetivos, saber de las limitaciones de la herramienta que usamos para transmitir esos objetivos y tener muy claro a quién hablas. A Ortega le llamaba yo para dar unos cursos de comunicación eficaz.

El problema de Benedicto es que ni los objetivos son modestos (ya me dirás tú, la salvación de la Humanidad) ni está claro a quien habla. Bueno, algo sí: urbi et orbe, o sea, a todo el mundo. Si le desasosiega, lo mismo que a Ortega, la falta de concreción, conviene aportar un dato más exacto: habla, concretamente, a 6500 millones de personas.

Entonces conviene estrujarse las neuronas para encontrar las palabras. Y si no te entienden, no vale echarle la culpa ni a la altura de los objetivos, ni al lenguaje, ni a los 6500. Millones.

Para celebrar el cumpleaños del Papa pensando en Ratzinger, recomiendo el artículo que Juan Arias publicó anteayer en El País (http://www.elpais.com/articulo/opinion/quiso/ser/Papa/elpepiopi/20090415elpepiopi_5/Tes). Y, por supuesto, la respuesta que hoy le da Olegario G. de Cardedal (http://www.elpais.com/articulo/opinion/Aclaracion/elpepiopi/20090417elpepiopi_8/Tes).

Ah!, zorionak, Benito.

jueves, 16 de abril de 2009

gordos u obesos



United Airlines ha dedicido que los pasajeros gordos y las pasajeras gordas paguen dos asientos si no caben en uno. Setecientas quejas en un año de personas que han tenido que viajar en medio asiento o directamente en el pasillo han tenido la culpa. Hasta aquí normal. O casi.

El problema vino cuando la compañía comunicó la medida a sus empleados a través de una circular. El personal de tierra se sintió particularmente preocupado cuando supo que, además de pedir el billete y el pasaporte, controlar que pertenecen al mismo ser humano, decir hola-como-está-que-tenga-buen viaje, sonreir y hacer una carantoña a los niños y niñas acariciandoles la cabeza sin despeinarles, ahora iban a tener que controlar que el volumen de los pasajeros se ajustara a unas dimensiones estándar.

Como la circular era muy escueta convocaron una reunión para ver cómo hacer el control. Uno propuso el método del abrazo: si hacen falta dos o más personas para cubrir toda la circunferencia corporal, está gordo. Otro propuso hacer un escrito. No sabía para qué, pero como en todas las reuniones proponía lo mismo, le parecía poco serio si aquello no acababa con una nota dirigida a la prensa o a la Dirección de la compañía. Un tercero dijo que habría que poner una butaca de avión en cada puerta de embarque, y el que parezca que no va a caber, que se siente, si puede. Y si no puede, está gordo. La última propuesta fue la de mandar al pasajero sospechoso a por un Big Mac y traerlo inmediatamente. Si vuelve fatigado o muy fatigado, está gordo. Y luego estaba el negativo, que siempre hay en toda asamblea que quiera tener nombre de tal, que decía que todo este follón para que los ni-ños-bo-ni-tos del personal de cabina no tengan que pasar el bochorno de decir al pasajero que paga doble si no se puede abrochar el cinturón o si no puede bajar el reposabrazos hasta abajo porque las mollas no lo permiten.

Por si todo esto era una broma del ABC o de El País (los dos se hacen eco hoy de la noticia) he entrado en la página web, www.united.com, y veo que al hacer la reserva no te preguntan ni el peso ni el volumen corporal. Sólo si eres menor o mayor. También preguntan, con este dibujo tan gracioso que pongo ahí arriba, si quieres tener más espacio para las piernas. Ahí esta la clave. Mi olfato de investigador me dice que la pregunta tiene truco, y que si contestas que si, te meten directamente en la lista de sospechosos. Y entonces no sabes el calvario que te espera hasta que puedas sentarte en el avión.

miércoles, 15 de abril de 2009

¿pero cómo? ¿que no tienen dinero?


A un Colegio del Opus de Mogro - Miengo (Cantabria) el Gobierno regional le ha quitado el concierto por incumplir la Ley que prohibe discriminación alguna por razón de sexo, entre otras razones.

Y yo me alegro mucho de esa decisión. Primero, porque políticamente tiene bastante de asimétrica. El Gobierno cántabro es (y me temo que será eternamente) del Partido Popular, que, como todo el mundo sabe, tiene entre sus militantes y simpatizantes a muchos que lo son también del Opus. Y retira el concierto en aplicación de una Ley, la 2/2006 Orgánica de Educación, aprobada por la mayoría socialista en el Congreso (lo que supuso aparcar otra, la Ley Orgánica de Calidad en la Enseñanza que se había constituído en bandera de la precedente mayoría popular). Así que hay populares que piensan que la Ley, aunque tenga la etiqueta de socialista, no es por eso menos Ley. No me digáis que no es para regocijarse y dar vivas a la madre que parió a la consejera.

Imagino que esta autoría popular de la retirada de los dineros es una de las cosas que más habrán sorprendido a la Dirección del Colegio. Y los adivino multiplicando sus discretos contactos con los numerarios de que dispongan en la Consejería cántabra de Educación para convencer a quien toque de que ellos cumplen la Ley desde la cruz hasta la raya. No como Camps, en Valencia, que se dedica a torpedearla con decisiones tan divertidas como la de impartir en inglés (será para que no se entienda) las materias que considera que están de más en el currículo, por contener rojerías e indecencias, como la de Educación para la Ciudadanía.

En su página web han colgado (http://derechodelospadres.blogspot.com/) un manifiesto estupendo hablando de derechos y libertades. Y han sacado a los niños a la calle, no sé si el Colegio o sus padres, con unos folios - pancarta reivindicando el derecho a elegir (los padres, colegio para sus hijos, digo yo). Los niños parecen divertidos, pero a mí me parece feo esto de usarles para una foto.

Vaya morro. El problema no es que, al retirarles el concierto, los padres y madres vayan a perder su derecho a elegir libremente la educación que quieren para sus hijos. Los Colegios del Opus no necesitan dineros públicos. Las arcas de esta obra de Dios (y yo que creo que Dios está a otras cosas...) están llenas - a reventar!-de dinero suyo para poner en marcha colegios, seminarios, universidades, centros de investigación y cuantas instituciones quieran para servir a la sociedad, para hacer apostolado y para que sus miembros se santifiquen por el trabajo diario.

¿Os acordáis de Jacques Gaillot? Era obispo de Evreux hasta que en Roma decidieron que estaba mejor con la boquita cerrada y lo mandaron a Argelia. Allí fundó "Partenia". Si sois cristianos y os duele la Iglesia no dejéis de visitarle (http://www.partenia.org/espanol/). Gaillot pensaba que, si algún sentido tiene hoy que haya escuelas cristianas es "que estén al servicio de los más desfavorecidos. La selección (de alumnos) nunca debe hacerse en detrimento de estos. Una escuela cristiana no es, pues, una escuela clasista ligada a los que más poseen, para salvaguardar sus intereses o principios. No es elitista, favoreciendo el éxito escolar por encima de todo". Élites, Opus... ¿os suena?

martes, 14 de abril de 2009


Ando días dando vueltas a la necesidad de presentarme. La mayoría de los que leen este blog me conocen, pero la magia de la red podría hacerme caer en la pantalla de alguien que no tenga el gusto. Lo que pasa es que no sé cómo hacerlo, fuera de convencionalismos al uso.

La protagonista de la novela que estoy leyendo no tiene tantos problemas. Soy viuda, bajita, fea, rechoncha -dice-, tengo callos en los pies y también, a juzgar por ciertas mañanas que a mi misma me incomodan, un aliento que tumba de espaldas. Como rara vez soy amable, aunque siempre cortés, no se me quiere, si bien pese a todo se me tolera porque correspondo tan bien a lo que la creencia social ha aglutinado como el paradigma de la portera de finca, que soy uno de los múltiples engranajes que hacer girar la gran ilusión universal según la cual la vida tiene un sentido que se puede descifrar fácilmente. Hala!

Según ella, las cosas y las personas se quieren o simplemente se toleran. Y para ser toleradas basta que contribuyan a la ilusión del sentido. Aunque sean gordas y feas. Al fin y al cabo, esto es cuestión de gustos. Y aquello no. Una pieza de un engranaje es algo palpable y mensurable.

A mí me parece un buen objetivo intermedio este de ser tolerado por los comunes para ser parte del engranaje que da sentido a la vida. Ya vendrán otros objetivos después. Quedaría por responder entonces cual es el paradigma del profesor de Secundaria. Y cumplir con él, claro.

Invito a todos y a todas a participar dando ideas, tomando como referencia el arriba citado paradigma de la portera de finca. Serán particularmente bien consideradas las aportaciones de los que no sean profesores de Secundaria.

Ya pensaré en el premio.

domingo, 12 de abril de 2009

autopista fuera


Remedios Amargo (en la foto arriba, a la izquierda, asomada al balcón de su casa) denunció al Ayuntamiento de Sevilla porque cuando la imagen del Cachorro pasaba por debajo de su piso el nivel de decibelios superaba en 60 el tolerado por las ordenanzas muinicipales. Además, el año que tenían mal día los costaleros de la izquierda, la punta del travesaño de la cruz de le metía en el salón y le dejaba perdidas las cortinas.

Quiso el azar que el funcionario municipal encargado de tramitar la queja fuera el abad de la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad y Cofradia de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Expiración y Nuestra Madre y Señora del Patrocinio, popularmente conocida por la Hermandad del Cachorro, fundada en 1584, cuando se podían poner esos nombres a las cosas.

Como era un funcionario celoso de sus quehaceres dió curso a la denuncia empleando todo el rigor de que le había investido la madre naturaleza, para responder por escrito a la susodicha que la Cofradía llevaba viviendo en Sevilla 350 años más que ella, y 309 años más que el inmueble que habita. Que si no le gustan los clarines se ponga a Chanbao a todo trapo cuando pase la procesión. Que sus cortinas son las más feas de todo el recorrido, así que no sabe por qué se queja. Que la ordenanza de los decibelios, como todas las leyes humanas, está hecha para los humanos sevillanos y sus humanos visitantes, no para Dios, cuyo hijo y su cuadrilla de cofrades pueden hacer con ella lo que les venga en gana. Y que se prepare porque el año que viene han invitado a la procesión a una cofradía de Zaragoza en la que apuestan a ver quien rompe más cristales con las vibraciones sonoras de timbales y trompetas.

No sé por qué estúpida asociación de ideas me he acordado de todos los que se compran un piso con vistas a la autopista de entrada a la ciudad y luego cuelgan de su ventana carteles de "autopista fuera" y "queremos dormir".

sábado, 11 de abril de 2009

Pepe y Roberto

Cuando no puedo conocer la verdad de las cosas, no me queda otra que mariposear a su alrededor, buscando ángulos extraños.

José Pérez Díaz, Pepe el del Popular, huyó hace 18 años de Santander, acusado de haber distraído 36 millones de euros, que entonces eran 6000 millones de pesetas. Un pico. A mi siempre me ha parecido bastante tenebroso el destino de las cajeras y de los cajeros de los bancos. Pero me imagino al de la oficina del Popular de Santander en 1987 explicando a la señora Huertas que le habían desaparecido 6 millones de la cuenta y quiero morirme.

La tierra es el único planeta de la galaxia donde las cosas inconcebibles, como que se volatilicen 36 millones de euros, son posibles. Es lo bonito que tiene, para que luego nos vengan los agnósticos y los materialistas diciendo que no se creen lo de Dios y todo eso.

Pues bien, cuando iba a la mundialmente famosa feria de azulejos de Chicago, la policía mejicana detuvo a Roberto García Gómez al comprobar que su dedo índice era el mismo dedo índice que el de José Pérez Diez. Anda, qué casualidad!. Roberto, cuando le preguntan, no dice que no sea José. Y él mismo alimenta la confusión diciendo que quiere volver a España a recobrar su identidad (anda que no habrá clientes estafados dispuestos a ayudarle). Así que Roberto no es Roberto, eso parece claro. Pero tampoco está tan claro que sea Pepe. A la embajada española, al menos, no le consta, ya que en su pasaporte pone Roberto, y no José. Y no tiene más documentos. En la embajada española en Méjico trabajan los más sagaces del cuerpo diplomático. Dicen los de la Interpol.

El hijo del protagonista de esta bonita historia sí es Roberto, porque Pepe, o Roberto, en Méjico se casó con Diana, a la que ocultó su verdadera historia, y tuvieron a Roberto, hijo. Iba a decir "como su padre", pero ya hemos quedado en su padre se llama de otra forma. A Diana, cuando le preguntan, dice que ella no juzga a Pepe. Lo que no sé es por qué le llama Pepe si ella piensa que se llama Roberto. Así que una de dos, o ella lo sabe todo, y entonces a lo mejor tampoco se llama Diana (ni el hijo Roberto), o el golfo de Pepe, o Roberto, o quien sea, le ha engañado durante todo esto tiempo. Viva el amor!. También puede que él se queje de ella, quince años tratando de hacerte amigo de tu nueva identidad y ella que si Pepe por aquí, que si Pepe por allá, cuando quieres ser Roberto.

Yo, que no soy tan sagaz como los de la embajada, me pregunto por qué no volvió antes a Santander a buscar su identidad. Porque es muy duro vivir sin identidad.

Firmado: Loli

viernes, 10 de abril de 2009

Mi hija también tiene poderes

Viernes santo de 2009

Le pasaba a uno de los personajes de los cuentos de Millás. En su libro "los objetos nos llaman" relata de historia de aquel padre que alardeaba de tener poderes. En Madrid, en pleno mes de junio, sentado a la mesa con su familia, se atrevía a vaticinar que esa tarde no iba a nevar. Y al día siguiente se jactaba de su buen tino planteando nuevos vaticinios: que si no era capaz de hacer ni tres flexiones, que si no metía ni una sola canasta de diez intentos... Y siempre acertaba, oye.

A mi hija le pasa igual. Pongamos por caso que sacamos la ropa de la lavadora y echamos en falta un calcetín suyo. "Pero si ya sé que no lo voy a encontrar..." contesta cuando le pides que lo busque. Y tiene razón. Al cabo de medio minuto, después de haber rastreado la casa con su visión de infrarrojos, vuelve, abre los brazos con las palmas de las manos mirando al cielo, te mira con cierta conmiseración y repite: "¿ves? ya te he dicho que no lo iba a encontrar". Lo de las manos lo pasas, pero que te mire con cara de "cómo puedo tener yo un padre que no caiga en la cuenta de que no se pueden buscar calcetines" me saca de mí.

Cuando le pido que repase el problema de matemáticas hace igual: "para qué lo voy a repasar si me va a dar igual". Y efectivamente, le da igual. Igual de mal o igual de bien, según cómo esté. Ella piensa que es porque tiene poderes, pero yo sé, porque tengo otros poderes, que le da igual porque no repasa y que no encuentra el calcetín porque no lo busca.

Tener una hija adolescente que ejerza es bonito porque estimula mi creatividad. Ya no valen argumentos ni tácticas de medio pelo. Con ellas no se pueden hacer frente a los fenónemos paranormales.

jueves, 9 de abril de 2009

Imaginación al poder: otro muro.

Buenos Aires, Argentina, Jueves Santo de 2009

Cuando uno empieza a levantar un muro de ladrillo y cemento para separar dos calles, o dos barrios, o dos países, es que ya tiene terminado de levantar otro muro en su yo más yo, que lo separa en dos: el yo presentable y el yo miserable.

El primero sonríe delante de sus conciudadanos. Habla de seguridad. De paz social. De Derechos Humanos.

El segundo sabe que seguridad, paz social y Derechos Humanos son palabras secuestradas. Utillaje literario para vestir objetivos impresentables. Más bienestar para los más ricos y un mensaje claro a los desposeídos: no molesten.

¿decir la verdad? Se tortura a las palabras hasta que ceden y se rinden a sus polos opuestos; cuando vuelven a sus celdas, Democracia, Libertad y Progreso son incoherentes. Y hay otras palabras, Imperialismo, Capitalismo y Esclavitud, que tienen negada la entrada, que son rechazadas en todos los puestos fronterizos, y cuya documentación, confiscada, es entregada a ciertos impostores, como Globalización, Mercado Libre y Orden Natural.

Solución: el lenguaje nocturno de los pobres. Con éste se pueden contar y defender algunas verdades

Del último libro de John Berger, "De A para X. Una historia en cartas"

miércoles, 8 de abril de 2009

Rubalcaba es el hombre total. Ha sido ministro de Educación, de Administraciones Públicas y de Interior, que yo me acuerde. También ha sido portavoz parlamentario del grupo socialista en el Congreso, y eso quiere decir que sabe de todo. Humanamente, el ya cumple las condiciones para ser más que un ministro normal y corriente, porque es de Santander, hincha del Madrid y diputado por Cádiz. Y nunca alardea de ubicuidad. Así que puede ser ministro de lo que quiera.

Pero no cabe decir que lo que puede Rubalcaba lo puede cualquier político. A pesar de eso, y por llevarme la contraria, ayer Zapatero nombró a Trinidad Jiménez ministra de Sanidad y Asuntos Sociales. Todo el mundo sabe que los Licenciados en Derecho y expertos en relaciones internacionales son potenciales extraordinarios ministros de Sanidad, pero sólo ZP ha tenido la valentía de convertir el pensamiento común en hecho y derecho.

A mí me temblarían las rodillas si tuviera que reunirme mañana por la mañana con los sindicatos médicos o con los Directores de Hospitales Públicos sin haber tenido más contacto con el mundo biosanitario que la búsqueda de soluciones a un molesto divertículo que me salió cuando hacía ciclismo. Pero a Trini no. Aunque no es de Santander, ni del Madrid ni diputada por Cádiz. Ella peleó con Gallardón por ser alcaldesa de Madrid. Con eso basta para ser lo que quieras. Que se lo pregunten a Esperanza.

sábado, 4 de abril de 2009

una piedra perdida

Como había terminado el trimestre escolar sin sobresaltos, mi cuerpo decidió darme uno, e introdujo una piedra en algún conducto renal, de manera que la primera noche de vacaciones la pasé en urgencias, con dos vías y un gotero, por el que me suministraron nosequé mórfico, que es como los sanitarios llaman a la morfina.

El dolor no me dejaba ni pensar, y en medio de mi angustia me hicieron una entrevista. Mientras una persona me ponía un camisón y otra me cogía la vía, una tercera me preguntaba mi edad, que si era alérgico a algo, que si había antecedentes de votantes del PP en la familia, y que por qué pataleaba. Había también un humano vestido completamente de rosa que se había incorporado al equipo y que daba conversación intrascendente, per entretenida, a todos y cada uno. Porque todo el mundo sabe que en el ámbito de la salud, cada profesional puede hacer perfectamente su trabajo, poner una escayola, dar unos puntitos, analizar una orina o escribir una receta de adolonta mientras habla con otros de trivialidades. Aquel hablaba del gimnasio que frecuentaba.

Creo que fue la entrevistadora la que después me pegó unos golpes en la espalda, donde me dolía, y me preguntó si me dolía. Le dije que no, que había ido a Urgencias porque me aburría en casa. Y luego me pregunto si al golpear el dolor se desplazaba. Me recordó cuando mis alumnos contestan a los problemas de Economía diciendo que, ante una variación en las cindiciones del mercado, los precios se desplazan a la derecha, o la izquierda, que da igual. Pues yo ni puedo imaginarme un precio yendo de derecha a izquierda por el escaparate ni a mi dolor haciendo otra cosa que expandiéndose por donde le daba la gana, sin obedecer para nada a los golpecitos de la enfermera encuestadora.

En medio del sopor de la morfina imaginé que no había mejor manera de comenzar unos días de descanso que sentirte tan querido por tanta gente.

miércoles, 1 de abril de 2009

¿es mi hijo o es mi abuela?

Mi hijo ahora hace punto. Calceta lo llama él. Llega a casa después de la escuela, como todos los niños de 11 años, merienda, y en lugar de irse al patio a jugar un rato, se sienta en el sofa y saca la labor. Ni sé la cantidad de recuerdos que me trae a la cabeza verle con las gafas en la punta de la nariz y meneando las agujas: mi madre, mi abuela, Chus Lampreave...

Yo le animo, porque mi hijo tiene grandes dificultades de concentración, que hacen que su rendimiento escolar sea lo que se viene llamando birria. Pienso que si se concentra en esto, por lo de las transferencias que dicen los psicólogos, aprenderá a concentrarse también en aquello. Y sacará notas estupendas en matemáticas y en conocimiento del medio.

Lo que pasa es que la bufanda en la que ahora se aplica está quedando como sus restas y sus redacciones. Con agujeros que denotan una tremenda falta de pericia.

Y yo le digo que no importa. Que el único sitio donde los agujeros no tienen remedio es en el alma. Y que el la tiene tupida. No sé si sabe lo que es tupida, pero sonrie (la sonrisa de mi hijo es espectacular) y sigue trabajando.