lunes, 26 de octubre de 2009

¿de que estábamos hablando?

Olvidé de qué trataba el libro que me había leído hacía quince dias. Pero recordaba que la lectura me había provocado una desazón profunda. Que se añadió a otra que tenía de antes.

Con frecuencia olvido dónde he puesto las llaves, matarile-rile-rile, o qué he hecho con no-se-qué carta que han mandado del colegio, o con un folleto de zapatos que estaba aquí hace un momento, y me gano unas buenas broncas, de mi propia conciencia o de las personas que soportan mi desmemoria.

Normalmente confundo el nombre de mis dos hijos varones, de manera que a cada uno lo llamo por el nombre del otro, e incluso a uno de ellos le he llegado a llamar por un tercer nombre, porque no me salían los otros dos.

Una vez me olvidé de cómo se metía la marcha atrás, y como no hacía falta meterla para salir del garaje, salí de garaje, y conduje doce kilómetros por una autopista, hasta que lo recordé.

He tenido muchos dejà vu, pero no guardo memoria de ninguno.

Hoy leía a Maragall decir que todos estamos un poco locos, un poco sin memoria, y me he tranquilizado bastante. Pero la tranquilidad me ha durado lo que he tardado en darme cuenta de que había olvidado cómo funciona el nuevo lavavajillas.

Y me lo habían explicado esta mañana.

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