viernes, 19 de marzo de 2010

Veneno con los donuts

A cuatro alumnos de una guardería de Vigo los han ingresado en un Hospital para que se recuperen poco a poco, porque estaban medio dormidos. Al parecer, su estado se debía a la somnolencia que les entraba a las criaturas en el ratito del corro, donde cada niño le cuenta a los demás lo que cenó ayer y el tiempo que hace hoy, cosa bastante poco interesante. Donde todos hablan y ninguno escucha. De hecho, la maestra de mi hijo el pequeño me decía que el único momento del corro matutino en que prestaban atención era cuando iba a hablar él, por la cantidad de cosas raras que cenaba, por ejemplo, garbanzos con espinacas. Puaj, hacían los otros, mientras él se relamía al contarlo. Ya he dicho muchas veces que es paranormal. Voviendo a Vigo, podía ser eso, o que les daban un somnífero con el desayuno, para que no dieran la paliza el resto del día, que tiene cojones.

Yo tenía un profesor de Historia en 3º de BUP, al que apodábamos "el sopas", que nos tenía a todos marcotizados. Pero puedo asegurar que no nos envenenaba.

El único caso de envenenamiento que conozco es el mío propio, que un día que nos íbamos a América, viendo lo pesaditos que se ponían los dos hijos que entonces tenía, y las doce horas de avión, una detrás de otra, que iba a tener que aguantarlos, les dí un antialgo que me recomendó un amigo médico que tenía más mala idea que Mengele, y cayeron fritos a los diez minutos. El viaje resultó bastante tranquilo, y los días siguientes también, porque parecían fumaos (moraos se dice ahora, parece). Hablaban arrastrando la lengua y se reían a todas horas con risa estúpida. No fuimos denunciados, pero acumulamos un nuevo hecho a nuestro historial delictivo, que ya veréis el día, cada vez más próximo, en que comparezca ante los servicios sociales y algún hijoputa cite esto como un precedente del mal trato de hoy.

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