sábado, 27 de marzo de 2010

manzanas traigo

Pasa muchas veces en los exámenes que tú preguntas que dónde vas y los tiernos alumnos te contestan que manzanas traigo. Uno, al que le pregunté por el problema del mal en el mundo, dijo, a saber por qué carajo, que según la religión católica, Dios es el padre de todos los seres vivos. Lo dijo con una impresionante seguridad en sus palabras, como la que solo puede tener un teólogo de cabecera del Papa o una señora de mediana edad en una cola de carnicería hablando de las cosas de la vida, que es de lo que se habla en esos sitios.

Y me hizo dudar: ¿Dios era el padre de los seres humanos, o tambien de las luciérnagas y de los linces ibéricos y de las anchoas del Cantábrico y de los peces abisales y de las mantis religiosas, que por eso son religiosas, porque Dios es su padre? Y si Dios es el padre de estos bichos, ¿cual es mi parentesco con ellos?

Y también pensé entonces en el mundo vegetal. ¿Es también Dios el padre de los geranios o de las fresas silvestres (que de las transgénicas ya sé que no) o de las coles de Bruselas? ¿O es sólo, que no es moco de pavo, su creador?

Y terminé pensando que una cosa es cantar aquello que de qué color es la piel de Dios, y otra pensar que a lo mejor no es piel lo que tiene, sino escamas, y lo de la fraternidad universal es, sencillamente, otra cosa.

Y todo por preguntar lo que no hay que preguntar. Si lo sé no vengo.

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