lunes, 15 de marzo de 2010

Autoayuda

Esto de la autoayuda es nuevo. Cuando yo era pequeño no existía, porque las vecinas tenían siempre huevos de sobra, porque a los ciegos todas las personas les ayudaban a pasar la calle y porque los empollones no escondían los deberes para que no se los copiaran los demás a primera hora. La ayuda era una cosa natural, que a las personas les salia de dentro. Pero ahora, como hay tanta gente "que solo hace que dar por culo", ha habido que recurrir a este invento moderno. Y no hay librería que no tenga su sección de libros de autoayuda, ni suplemento dominical que no tenga la correspondiente sección firmada por algún psicólogo famoso.

En uno de estos citaban a Aristóteles: enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, no resulta tan sencillo. Jolín con Aristóteles. El autor decía también que enfadarse es algo que suele traer secuelas negativas en la salud, e invitaba a pensarse dos veces si merece la pena perder los estribos con alguien, porque si te enfadas te sube la presión arterial, te entra acidez de estómago e insomnio, y tu cuerpo no sabe qué hacer con la adrenalina sobrante. Yo me lo pensaría.

Lo que yo había observado, al mirar mi cara en el espejo del cuarto de baño, es que si permaneces enfadado mucho tiempo te vuelves feo. En mi caso, más feo. Ahora pienso que a lo mejor es por lo de la acidez, o por la bilis, que se acumula en las bolsas que se forman debajo de los ojos, qué sé yo.

En el mismo artículo, el coach Walter Anderson proponía que si nos asalta el resentimiento o el odio hacia alguien que nos ha herido, le abracemos. Directamente, sin más, en lugar de escupirle en el ojo. Ya veis lo útil que es la autoayuda: un problema, un remedio, y pelillos a la mar.

Yo me conformo con pedir a la humanidad entera que no se enfade. Y que si está enfadada, que haga lo posible para que se le pase. Para hacer bonito, porque enfadados somos tan horribles que contribuímos de manera apabullante a la degradación medioambiental.

3 comentarios:

Blanca dijo...

Con el último párrafo, totalmente de acuerdo. Lo del abrazo de Walter..., "da un poco por culo", la verdad. Que por lo menos nos quede abrazar a gusto; que ya está lo de la otra mejilla,y..., a todo no llega uno.

La verdad es que con la sonrisa en la cara, te ocurren las mismas cosas, pero sin úlcera, que no es poco.

Que tengas un desenfadado día; que siendo lunes..., "tié su mérito"

Sofia dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Sofia dijo...

Ahí van unas frases que me hacen pensar sobre el enfado:

“Cuando un hombre está irritado, sus razones le abandonan”

“Si eres paciente en un momento de ira, escaparás a cien días de tristeza”

“Quien se enfada por las críticas, reconoce que las tenía merecidas”

“No hay animal tan manso que atado no se irrite”

“Pequeño hombre abate gran roble, y dulce palabra gran ira”