domingo, 9 de agosto de 2009

Y nada más

Hoy pensaba escribir un egunon de rechifla sobre las chancletas y los pantalones pirata pero me ha dado un ataque irreprimible de melancolía. Es lo que pasa. Todo el día buscando remedios contra la tristeza, y a veces parece que la tristeza no existe. Esta canción de Silvio Rodriguez nos lo recuerda. Y preparará vuestro corazón para buscar remedios contra ella. Yo me pongo a ello desde mañana.

1 comentario:

Sofia dijo...

¡claro, que siempre que te dé un ataque de tristeza o de melancolía no lo puedes hacer! pero para este último que me ha dado, ha sido mano de santo irme con una de mis mejores amigas, a la casa que tiene en un pueblo de Burgos, las dos solas, paseando por la mañana en la inmensidad de Castilla, hablando y hablando de lo que nos surgía, escuchando el silencio cuando cerrábamos una conversación hasta abrir otra, reirnos con cualquier cosa, arreglar la huerta, cuidar el jardín, ver pasar las golondrinas una y otra vez por encima de nuestras cabezas, incansables; las golondrinas y nuestras cabezas. Regar el jardín, recoger los pimientos y los tomates, prepararlos para la comida y disfrutar de un tomate y un pimiento auténticos. Jugar al Rubbick, quitar las hierbas malas de la huerta, tomar un poco el sol, hacer los recados sin prisas, oír las horas y las medias dadas por las campanas de la iglesia. Todo bañado por los cantos de los pájaros y el movimiento que provocaba el cierzo que se pasaba soplando algunos ratos. Esos ratos de sosiego que pocas veces los pillas en la vida, pero que te cargan las pilas.

Aunque tiene un pero, cuesta volver a la realidad cotidiana. Pero la miras de otra manera.