martes, 11 de agosto de 2009

dadme locos

Se me habia pasado, pero mi amigo Jose Ignacio, que estaba al quite, me puso delante del artículo que Juan Arias publicó en El País el pasado sábado 8 de agosto. ¿Por qué la Iglesia teme a los diferentes?, se titulaba.

Cuenta una anécdota preciosa, que no me resisto a citar:

A mi mujer, autora de libros de poesía la invitaron una Navidad a ir a visitar un manicomio femenino de Río. Colocaron una mesita con sus libros para que los locos pudieran abrirlos y leer algunos de sus versos. Le pusieron a una enfermera de protección. No hizo falta. La poesía fue su mejor calmante aquel día. Una esquizofrénica, tras haber leído uno de sus poemas se le acercó y le dijo: "dime la verdad, tú tienes que ser una loca como nosotras para poder escribir estas cosas".

Donde menos te lo esperas encuentras un verdadero remedio contra la tristeza.

1 comentario:

Sofia dijo...

La creatividad, muchas veces en la historia, ha estado ligada a personalidades consideradas especiales o diagnosticadas incluso de trastornos mentales. ¡Anda que no es fuerte ni nada el diagnóstico!

Si no fuera por lo que pueden sufrir en vida,hasta que se reconozca su genialidad, o por sentirse distintos,¡aúpa los diferentes!. Nos dan riqueza, apertura de miras, variedad, nos ayudan a romper la monotonía cotidiana, nos aportan esa otra cara del mundo que seríamos incapaces de apreciar los que somos del montón: los monotemáticos y los monorrimos. ¿Quién da más por menos?