domingo, 2 de agosto de 2009

10 de septiembre

Cuando entró en el aula el 10 de septiembre se asustó bastante. Las caras de los niños se veían, sí, pero el resto del cuerpo estaba tapado por el ordenador ultraportátil que se habían encontrado en el pupitre. Así, a botepronto, captó un par de comentarios (vaya caca, no tiene internet, y en esta mierda pantalla no se ve nada). Sólo Celia permanecía delante del ordenador cerrado, porque era la primera vez que tenía esa máquina tan cerca y no sabía ni cómo se abría.

A él también le daba bastante respeto el portátil que había en la mesa del profesor. Ese sí tenía internet, le veía el cable, e impresora. Pero no pudo terminar de encenderlo porque le pedía una clave que no tenía. Probó con el PIN del teléfono, con el número secreto de la Máster Card, con la fecha de nacimiento de su bisabuela y con su edad multiplicada por seis mil y dividida por siete. Y nada.

Como no sabía cómo empezar, pidió que sacaran el CD que tenían pegado en la parte de dentro de la pasta de atrás del libro de Conocimiento del Medio. Y que lo metieran en la disquetera del portátil. Aitor dijo que qué disquetera si no había disquetera. Entonces dijo que devolvieran el CD a la parte de dentro de la pasta de atrás del libro de Conocimiento del Medio.

Como no había tiza porque la pizarra era digital se le fue a la porra también el Plan B.

Y optó por el C, que era cerrad los ordenadores y contadme cómo es el sitio más chulo en el que habéis estado en verano. Pensó que la de Mate, que venía detrás, ya haría algo, y que en la reunión de la tarde, que era de formación, le dirían qué hacer.

En estas estaba cuando Unai se le acercó con la tecla de la F en la mano.

- Se me ha roto

- Ya. Tendrás que pagarlo. Como cuando rompes un cristal jugando al fútbol dentro de la clase.

- No, si el ordenador es mío, nos lo ha dicho el director.

- Ah.

Salió de clase muy contento. Siempre le habían gustado los retos.

2 comentarios:

Blanca dijo...

“Se me ha roto”-y con la letra maltrecha donde el profe-. Donde el “pardillo” que no cae en la cuenta de la falta de disquetera, y que de haberla habido, habría sido incapaz de instalar el disco que está pegado en la contraportada de libro de conocimiento del medio; que no sabe qué clave utilizar, y que se ve la noche entera “empapándose” sobre cómo va eso del puntero digital.

No han cambiado tanto los chicos; los que han cambiado son los tiempos. Ellos, los chicos y chicas, que a los que nos dedicamos a sentarnos en la mesa del profesor, nos miran, ya sea desde la tapa semilevantada del pupitre de antaño, desde detrás de la carpeta tamaño DINA 4, desde la del portátil que alguien ha regalado a todos los que empiezan eso de la ESO..., continúan necesitando al adulto que esté junto a ellos, cuando algo va mal, o cuando va bien, sean o no conscientes de ello.

Ciertamente, cada nuevo día, con o sin portátil, es un reto para “el maestro de escuela”, sólo tiene que llevar los ojos bien abiertos, para ver, cuándo y cómo hay que darle “un quiebro” al día, pese a que a su llegada al aula, llevara sus intenciones, más que programdas.

Sofia dijo...

Pronto os habéis "plantao" en el aula y en septiembre. Habréis soñado con que ya se habían acabado las vacaciones al empezar un agosto tan sombrío.

Es que , tengas la veteranía que tengas, llevando siempre las intenciones programadas, cada aula con sus alumnos nuevos juntos y si ya es con PC individual es la repera, tiene algo de mezcla entre coctelera, bolso de Mary Popins, la caja de Pandora, un joyero con auténticas joyas, el infierno de Dante, una bolsa de regalo llena de nuevas intenciones a estrenar, conjunto de ojos mediodespiertos porque a esas horas los días anteriores estaban en el mejor de los sueños mañaneros, unos trienta de cogollos de espectativas de que por fin este curso va a ser distinto, la lámpara de Aladino, unos cinco poco integrados con pesadillas desde agosto fijándose en el nuevo porque parece que va a ser majo...y... el profe/fa con su batuta diminuta y mágica que va a hacer de "eso", una clase, para fin de curso.

No me estraña que ya estéis pensando en encontraros allí, nada con más posibilidades para echar a volar la ilusión, que esa caja de sorpresas que es el aula. Y ya ni te cuento si te sorprenden con el ordenador a bordo. Si, Si, ya hará algo la de Mate y el cursillo de formación a posteriori, rematará la faena.
¡¡Zuerte, maestro!!