Como en su día su lectura me hizo mucho bien, seguí animoso el consejo. Empecé por donde habla de lo cerca que estuvo Jesús de los enfermos, de los pecadores y de las mujeres. Vamos, de todos aquellos a los que, saltando dos mil años, no abriríamos hoy la puerta de casa.
Pues él si la abrió. Y su ejemplo sigue confrontándonos con la verdad. En palabras de Pagola:
En una sociedad donde hay gente que vive hundida en el hambre y la miseria, sólo hay una disyuntiva: vivir como imbéciles, indiferentes al sufrimiento de los demás, o despertar el corazón y mover las manos para ayudar a los necesitados.
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