viernes, 31 de julio de 2009

malos y buenos

Ayer ETA asesinó en Calviá a dos personas que se llamaban Carlos y Diego. En nombre de mí país y de su liberación. No me está permitido el silencio en estos casos, así que diré que Benedetti (sí, ya sé que estoy un poco pesado con Benedetti) escribió que dicen que Dios creó a los miserables para proporcionarles trabajo a los ángeles justicieros, pero que los miserables son capaces de cortarles las alas. Porque un miserable es capaz de cosas horrorosas y terribles.

Junto a los miserables conviven en mi país las buenas personas, que trabajan, que aguantan el sufrimiento de todos los días sacando fuerzas de alguna glándula escondida, que no reniegan de todo aunque las cosas se tuerzan, y que se empeñan en la laboriosa tarea de hacer más fácil la vida a los demás y de no andar jodiendo al vecino.

Hay muchas. Una de ellas era mi padre, que murió ayer. Lo hizo como había vivido, como un señor, como nacen y viven los de Bilbao, añadiendo cada uno un granito de arena a esa historia de bondad que acabará con todos los miserables y con sus almas negras.

3 comentarios:

Blanca dijo...

Nunca me cansaré de tus referencias a Benedetti; tengo más de un libro suyo y muchos de sus poemas, incluso leídos po él, extraídos de la red. No sobraba en absoluto; se fue demasisdo pronto.
Tampoco sobraban otros, más bien han hecho mucha falta, al ser contrapunto en este mundo de locos donde la sinrazón ocupa a veces gran parte del mismo: se llamaban Beramendi..., Mendigutxía...,Iñaki... y sus estilos de vida, su sentido del humor, aunque ellos no lo creyeran, han sido un bálsamo en muchas ocasiones, y este mundo estaría peor, si ellos no hubieran pasadp por él.
Un abrazo muy fuerte Pedro; puedes sentirte orgulloso.

Sofia dijo...

Si, es verdad, muchos se han ido pronto, unos por enfermedad inesperada, o larga; otros, porque se los llevan por delante los confundidos que creen tener la razón.

Por su estilo nos resultaron un bálsamo en vida, hicieron un poco mejor el mundo de su tiempo con sólo ser como eran, sin escribir grandes renglones en la historia pero sí en los corazones de los que los conocimos.

Pero ¡Ay cuando se van!, aunque sea como señores...nos dejan un hueco; sí, lleno de sus risas, de su cercanía, de sus gratos recuerdos, de su señorío, sentido tan profundamente y tan a flor de piel, que nos recorre por el cuerpo un escalofrio de la enorme presencia de su ausencia.

Tiene razón Blanca, debes sentirte orgulloso.
Un beso, Pedro.

Débora dijo...

Bálsamo para mi es encontrar tanta ternura en vuestros mensajes a pesar de la tristeza del momento.
Un abrazo a los tres.