jueves, 9 de julio de 2009

Palma de Mallorca


Como la libertad de elección va acompañada de innumerables riesgos de fracaso, nada más poner pie a tierra en el aeropuerto de Mallorca aposté por extremar el cuidado con el que tomaba mis decisiones. Sólo tenía diez horas, había dormido tres y la del avión y la isla tiene unos 3000 kilómetros cuadrados.

Todo salió bien por alguna casualidad estúpida de esas, que el café del aeropuerto estaba bueno, que no tuve que esperar al autobús de línea ni un minuto, que no hacía calor, y que acabé donde tenía que acabar. Ni Catedral, ni paseos a caballo ni vistas al mar. Lo mejor de Palma es la sala de lectura de la Biblioteca Pública Municipal que está en la Planta Baja del Ayuntamiento, en la puerta de la izquierda, en la foto.

Dos pisos con muebles viejos de madera, butacas cómodas, luz natural, los libros al alcance de la mano para que puedas coger el que quieras sin pedírselo a nadie, silencio... Y nadie, nadie, me pidió nada. Ni el carnet de lector, ni el DNI, ni la partida de bautismo, ni un helado, ni pis, ni juegas conmigo, ni la hora...

Me junté con Benedetti y pasé dos horas inolvidables hablando con él. Cuando me iba, me miró a los ojos y me dijo: en primera instancia somos un desatino y en última instancia, un disparate (Vivir adrede). Qué poco tardó en conocerme!

3 comentarios:

Casilda dijo...

yo he intentado ir a la biblioteca municipal de aqui pero me han dicho que tengo que sacarme el carne para poder entrar y no estoy yo para fotitos ni papeleo asique me he comprado 3 de mis libros favoritos e intentare leerlos en la lengua en que fueron creados :D

Una ganga 3 libros por 5 libras: Sueño de una noche de Verano, Cumbres Borrascosas y Jane Eyre.

Pero mira que no he tenido el placer de conocer a Benedetti creo que tendre que sacarme el carnete ese!!

Saludos desde las islas británicas!

Pedro Mendigutxia dijo...

Hola casilda! Dos de Bilbao comentando la jugada desde Inglaterra y las Baleares. ¿Quién se apunta a decir qué está leyendo?

Sofia dijo...

Quise publicar mis lecturas y después de escribirlas, no me dejó publicar el comentario. Cuando tenga un rato más largo de estar sentada al PC.lo repito.

Si hubiéramos estado más tiempo en el frescor de la Biblioteca, a Saioa no le hubiera dado el golpe de calor que le dio: todavía la recuerdo con su gorro y cara lánguida, a duras penas recuperándose después de mojarla con agua fresca
todo el body (es la influencia británica).