jueves, 30 de julio de 2009

De tres en tres.

Como Carlota Castrejana dando saltos o los reyes magos o la defensa del Athetic (Orúe - Garay - Canito). De tres en tres. Así es como los insultos despliegan todo su poder insultante y liberador de no se qué tensiones que uno lleva dentro. Bien lo intuíamos cuando de pequeños llamábamos a nuestro hermano tonto - cochino - marrano. O cuando más mayores subíamos el tono hasta el hijoputa - cabrón - ojalátemueras.

El significado no era lo importante. Aunque el otro fuera más limpio que un gato, si tocaba insultarle se llevaba el marrano puesto. O el amor por nuestra madre y nuestro conocimiento contrastado de su virtud no impedía que tu hermano fuera un hijoputa si no te dejaba un coche.

Por eso conecta tan bien Esperanza con la gente, porque en ese acto tan nuestro de insultar repite la estructura trinitaria que lo configura: sindicalista - retrógrado - piquetero, le llamó a Rodríguez Zapatero.

Y yo, que estoy harto de que vean chorradas en la tele, y que me pongo tan contento cuando mis hijos me piden ver noticias, repitiendo como un tonto aquello de que no se insulta a nadie. Se ríen. En qué mundo vive éste, pensarán.

1 comentario:

Sofia dijo...

No puedo entender que sea utilizado sindicalista como insulto.
Tampoco piquetero, salvo que lo esté viendo haciendo una cacerolada, pero así y todo.
Y retrógrado, viniendo de alguien de un partido más a su derecha.

Como no me entra en la cabeza que se insulten los adultos, cómo voy a entender que lo hagan los políticos, todo el día ahí a pie de página o de you tube.

Son cosas que no se aprendieron bien en el colegio. Y dices tres insultos...qué me cuentas de los 5 atributos que le cantan al portero del equipo contrario de fútbol cuando saca la bola de portería :¡ca...,hijp...mari...,esp..., cerd...!.
Yo siento verguenza ajena en el campo.