viernes, 1 de enero de 2010

Por fín

Con la diligencia de un buen padre de familia, me puse a jugar al escondite con mis hijos. La casa era tan grande, y me escondí tan bien, que no me hallaban. Y como no valía salir hasta que alguien te encontrara, me he pasado cuatro días en ese almacén de manzanas y zanahorias. He salido hecho una sílfide con tanta alimentación exclusivamente vegetal.

No hay comentarios: