jueves, 14 de enero de 2010

Un mal día lo tiene cualquiera

Le acababan de entregar el equipaje nuevito completo de balonmano, con el número 16, nada menos, y me pidió permiso para enfundárselo en plena calle. Por supuesto, se lo dí. Y aunque era 13 de enero y calor no hacía, fue tan pichi a la piscina luciendo su cuerpito, su uniforme azul y su ser de Bilbao. Fui con él, para no perder detalle de felicidad tan grande. Cuando estábamos en el semáforo, dos señoras de esas que si no hablan revientan comentaron que a ver si pensaba yo que estábamos en verano, y si no me importaba que el niño agarrara una pulmonía. No entramos en muchas profundidades. Les dije que, ya que se ponían a hablar de enfermedades, creía que las únicas que iban a agarrar algo eran ellas, el sarampión concretamente, con 13 grados que hacía y esos abrigos de borrego que llevaban. También les dije que con esa cara de cuerno que llevaban las dos contaminaban el paisaje. Y de paso les dí la tarjeta del asistente social de Ayuntamiento, donde ya acumulo varias denuncias por maltrato infantil, para ahorrarles el viaje.

1 comentario:

Blanca dijo...

Puñetera necesidad de dar consjos cuando nadie los pide!!! ¡Cuanta gente ociosa!!!

Bueno, además..., ayer no hizo tanto frío.