domingo, 17 de enero de 2010

A veces pasa (que le ganas al Madrid)


El autor de estas insulsas lineas mañaneras es socio del Athletic Club desde hace 33 años. Todos sabéis que se trata de una entidad histórica. Antes, además, era temida y respetada por su potencial. Ahora es solo un equipo simpático, de esos que no ganan nada pero hacen bonito. De hecho, mi persistencia en su seguimiento se debe más a cosas del corazón, o del espíritu, que a las alegrías que reporta, que en los últimos 25 de esos 33 años son escasas. Por eso, la victoria en esta noche invernal sobre el Madrid de Florentino ha supuesto un desbordamiento de endorfinas en mi organismo más grande que el del Pisuerga por Valladolid hace un rato. Así que he descorchado una botella de cava. Y no os penséis que la he descorchado y la he dejado ahí, desbravándose el espumoso, no. Me la he bebido. Yo solo. Por eso, hace ya un rato que busco el teclado del ordenador sin encontrarlo. De hecho, ahora mismo no sé si estoy tecleando o jugando con la máquina de coser. Ruego a todos disculpas si este egunon sale torcido. O inconexo. O si no sale, porque cuando el Athletic gana al Madrid el tiempo se detiene en Bilbao, y no sé con qué uso horario tengo programado el blogger que os tralada estas reflexiones.

3 comentarios:

Tula dijo...

¡¡Felicidades!!
Ayer, Toni al enterarse del resultado, obviamente exclamó: "Carai, Pedro debe estar muy contento!!!
Desde luego, él no tuvo la misma suerte :-(...

Blanca dijo...

Y cuando coincide que, es el primer partido de la temporada al que las circustancias te llevan a asistir... La sensación de responsabilidad te atrapa y piensas ¡¿A ver si voy ha ser yo...!?

Sí, ayer se podrían haber recogido adrenalina y endorfinas a baldes. ¡Qué 90 minutos!!

Pero... ¡Qué bien!!!

Lo siento por Toni, Tula.

Sofia dijo...

Es que no hay nada como mantenerse en la brecha de seguidor de un equipo así, sufres como un condenado; pero cuando gozas, te sale el gozo a borbotones y los ¡¡Athletic, Athletic!! suenan a música celestial.

Y luego, duermes como un bebe, (aunque algunos, ayudados por el cava).