
Como podéis ver en la imagen, no soy el único que ejerce la sociología los fines de semana.
Los mismos ojillos que al sociólogo de Forges se me ponen a mi al ver, como cada domingo del mes de mayo, desfilar delante de mi terraza del aperitivo a niños repeinados y a niñas de peluquería vestidos de forma estrafalaria. Minutos antes han llenado la parroquia hasta la bandera, ellos y sus familias, y ahora van camino del banquete, donde celebrarán el encuentro del niño con lo trascendente.
Y con lo que se celebran ahora las efemérides, no quiero ni imaginar lo que será cuando celebren la comunión número 100.
1 comentario:
A mayor parafernalia, comida, regalos, ropa,... en definitiva, aledaños externos de la primera comunión; menor sentimiento religioso, interiorización y sentido profundo de lo que se celebra.
Mira, no se me había ocurrido para ponerlo como ejemplo para explicar la regla de tres inversa.
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