domingo, 23 de mayo de 2010

mierda y justicia


Igual que donde huele mal es que hay mierda, o cualquier otra cosa apestosa, y donde huele bien es que hay colonia denenes o flores o un sofrito de tomate y cebolla, donde huele a justicia suele haber justicia.

Donde trabajaba Garzón olía a justicia. A justicia humana, quiero decir. Defectuosa, lenta, intempestiva, desencarnada, altiva, pretenciosa, sabelotodo, pelín parcial, hoy a favor de unos y mañana de los otros, nunca a gusto de todos, torpe, obtusa, poco adaptada a los tiempos o a los lugares, sentencias churriguerescas unas y sencillamente incomprensibles otras, y a veces hasta surrealistas, como un cuadro de Dalí pero en sentencia. A justicia como huele en todos los Juzgados y Tribunales. Justicia, en fin, de hombres y de mujeres, y no divina, que es lo que les gustaría a muchos inconformes, aunque luego sean ateos.

Cuando tanta gente noble critica que se haya apartado a Garzón del ejercicio de sus tareas de juez, y tanta gente miserable se frota las manos por lo mismo, es que se mezclan las cosas. Los olores, vamos. Y en lugar de oler la mierda a mierda y la justicia a justicia, la justicia huele a mierda y la mierda a justicia.

1 comentario:

Sofía Cela Echevarría dijo...

¡Ah, la justicia humana!

Leí una vez un cuento que decía: "un rey de un país lejano administraba justicia llevando al circo al que había que ajusticiar. Allí había dos puertas a elegir por el reo, si mandaba abrir la del león, es que era culpable y acababa en sus fauces. Si mandaba abrir la otra, es que era inocente y aparecía una de las más bellas jóvenes de la aldea, que se convertía en su esposa como premio a su inocencia. El rey se jactaba de administrar justicia como nadie, ya que no se sabía cada vez de qué puerta saldría el león, por lo que la ausencia de faltas del reo le llevaría a elegir la puerta adecuada.

El rey tenía una bella heredera, que se veía a escondidas con un joven no elegido por el monarca. Un día les descubrió y llevó al muchacho a la justicia de las puertas. La enamorada aseguró al visitar al preso que con una mirada le señalaría la puerta adecuada. Para la princesa no había secretos en el castillo.

Llegado el momento, el gesto de la princesa no se hizo esperar sentada en su trono al lado del monarca. Los ojos del joven captaron el mensaje de inmediato, ....... pero, .........¿hacia qué puerta condujo a su joven amado?......