domingo, 9 de mayo de 2010

ajustes contables


Haciendo unos ajustes en la contabilidad, Metro Bilbao ha encontrado 56 millones de euros.

Si es que hay cosas que se pierden por cualquier esquina: la tapita de plástico de los pendrive, o del alimentador de corriente del ordenador, esa especie de regletas que esconden los cuellos de las camisas y que los mantienen esbeltos, las gafas, que cómo las va a encontrar si estás sin gafas, el alfiler de coserte los botones en el despacho, o dinero, que es lo que les pasó a los de Metro Bilbao.

Animado por la noticia, que venía en la sección de Economía y no en la de humor, ni en la de "gente", me puse a hacer unos ajustes en la contabilidad de mi casa, a ver qué encontraba. Uno por aquí, otro por allá, venga a hacer ajustes, y nada. Que había lo que había. Me consolé diciéndome a mí mismo que qué bien hago la contabilidad, que no me encuentro errores. Probé entonces a hacer unas trampas, a ver cómo se siente uno siendo corrupto, pero no me hizo ninguna gracia, al ver que el estafado era yo.

Consciente de mis escasos progresos llamé al banco y les pedí que hicieran algunos ajustes contables en mis cuentas, pero que no se molestaran en llamarme si no encontraban al menos 2000 euros. Qué se yo, unas comisiones mal cobradas, un euribor mas uno mal calculado que se le cuela a todo el mundo varios años seguidos, unos intereses mal liquidados, que un mal día lo tiene cualquiera y que no tenéis por qué ser tan perfectos, mirad lo que les ha pasado a los de Metro Bilbao.

Me abonaron la cuota de la VISA Electron porque no se habían dado cuenta de que yo soy un cliente txartel-free, y con esos veintiseis euritos me tomé unos pinchitos de ensalada de bogavante y una botellita de txakoli, mirando al mar, a la salud de Metro Bilbao.

1 comentario:

Sofia dijo...

Es que hay que ser feliz con las pocas cosas inesperadas y buenas que nos pone la vida delante.

Como cuando el otro día encontré unos cuantos euros en un bolsillo de una prenda que no me había puesto hacía un tiempo.

Como cuando encuentra trabajo tu hija al de una semana de no haberle renovado en otro y en plena crisis.

Ya sólo falta que no me encuentren colesterol en los análisis de empresa.

¡Una semana redonda!