lunes, 10 de mayo de 2010

No pensarás que me voy a beber eso


- No pensarás que me voy a beber eso, le digo.

- Y por qué no, me pregunta el camarero.

- Pues porque te he pedido un crianza de Rioja, un euro con setenta de nada, con el que se paga, entre otras cosas, el trabajo silencioso del bodeguero que lo atendió en su barrica de roble francés para que llegara criado hasta donde el destino nos ha juntado a tí y a mí, y sin ningún rubor has cogido la botella de un perolo en el que la tenías en agua. Porque luego le has dado a la botella mojada un revolcón en el aire, rociándome como en una bendición pascual. Porque luego lo has escanciado, poniendo la botella vertical, con profusión de burbujas y desparrame generalizado del caldo, manchando la copa por todos los lados, que mira cómo tienes los dedos, so guarro. Y porque mientras hacías todo eso con una mano, que no sé cómo puedes, con la otra le estabas poniendo una caña a esa señora, abriendo y cerrando el grifo a golpes para ver si caía más espuma.

Por supuesto, todo esto es una conversación figurada, que yo jamás me atrevería a sostener en esos términos. Pero todo lo pensé. Y lo absurdo del ataque de estrés que me produjo la maniobra del camarero me hizo pensar otra vez en si mi vida es más queso o más agujero.

Explicar a Sartre es lo que tiene.

2 comentarios:

Sofia dijo...

"Soñar en teoría, es vivir un poco, pero vivir soñando es no existir". Sartre

¿Quién se ha llevado mi queso?

"El infierno son los otros" Sartre

Bego dijo...
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