sábado, 19 de septiembre de 2009

a vueltas con la autoridad

«Ven al colegio, toma nota de las matrículas de los coches de los profesores y a ese morenito y chulito, le rajas», le dijo a Iñaki por teléfono mientras perseguía a la directora y amenazaba con matar al Jefe de Estudios.

Venía la noticia que ni pintada para ilustrar el debate sobre la autoridad de los maestros y de los profesores, que si son pública o autoridad, a secas. Y yo me pregunto que qué coño importa, si lo que queremos es subir un par de peldaños por encima de la consideración de pito de sereno.

Ayer publicaron editoriales, que yo sepa, El País y el ABC. Todos pìdiendo que se respalde desde las casas la autoridad de los profesores.

Imposible. Habría que disolver con antidisturbios las reuniones de más de una madre (los padres se juntan menos) en los parques, a la salida de los Colegios, o en las degustaciones, al terminar la entrada por la mañana. Habría que extirpar del alma ibérica el gusto por el despelleje del vecino, por el comadreo, por el chafardeo, por el cotilleo, por el todo es un desastre, por el "no-te-jode-que-va-y-le-dice-al-niño". Habría que prohibir los cumpleaños con progenitores retroalimentándose la mala baba en una espiral sin fin que termina con los maestros de felpudo, porque en este país todo el mundo lleva un profesor en su interior, que sabe lo que hay que saber en cada momento.

Y lo hace investido de autoridad.

La que no nos dieron.

1 comentario:

Sofia dijo...

Veo que si se va al médico o a el abogado, aunque el trato sea adecuado, te llenan la cabeza de palabras extrañas y términos técnicos de manera que admites su autoridad porque no terminas de entender lo que están diciendo del todo y en gran parte la autoridad se les supone por tener un lenguaje que sólo ellos entienden.

Se va a hablar con un profesor, en principio, él parte de que la relación con los padres sea agradable, que entienda lo que se está haciendo en el aula, los alumnos también tienen que entender lo que se explica, hay que llegar a los chavales, hay que llegar a los padres y se llega tanto...que todo el mundo puede opinar sobre su profesión.

La guinda al pastel la ponen los medios de comunicación ya que cada vez que hay un problema de tipo social, sea el que sea, es que desde el aula se debería estar incidiendo el él de tal forma que podría erradicarse. Y ¡mira por dónde! ¡ahí si que nos aplican un papel que está muy por encima de lo que podemos conseguir!,claro que en este caso es para echárnoslo en cara.

Nos queda sólo el poder adjudicar una nota a cada alumno, pero ahí luchamos con que los chicos de hoy en día tienen muy asentado desde pequeños el criterio del mínimo esfuerzo, y les parece que trabajan una inmensidad cuando preparan los exámenes unos dias antes de los controles. Así que se lucha contra el convencimiento de que merecían mejor nota y algunos padres aliados con ellos no les van a dejar a los hijos solos diciendo que estudian.

Si los valores del esfuerzo personal constante y de la autoridad del adulto se sembraran desde casa, no haría falta pensar en tratar de usted al profesor en el aula.