lunes, 29 de junio de 2009

la estrategia NAOS.


Me referí hace unos días a la confabulación de la FEMP, la AESA y la FEN para acabar con las mollas antiestéticas y poco saludables, sobre todo en los niños. En el horizonte, la estrategia NAOS (No a la Obesidad Superlativa o estrategia para la Nutrición, la Actividad Física y prevención de la Obesidad, que nunca sé qué significa NAOS).

La estrategia de marras, en la lucha sin cuartel contra lo que conduce a estar gordo, trata de involucrar a todo bicho viviente: a las escuelas, a las familias, a las empresas y a los médicos. Peleando contra mi tendencia a dispersarme, me centré en las actuaciones propias del ámbito familiar. No pude pasar del punto 10, que a continuación transcribo:

10. involucrar a todos los miembros de la familia en las actividades relacionadas con la alimentación: hacer la compra, decidir el menú semanal, preparar y cocinar los alimentos, etc.

Por si sois tan nulos como yo en este lenguaje plagado de tecnicismos, lo voy a simplificar y a desglosar. Si quieres que tus hijos no estén gordos tienes que actuar en dos frentes, el A y el B

Frente A. Los hijos
(con esto resumo lo que dicen los puntos 1 a 9). Sométaseles a tres obligaciones:

1º) comer frutas o verduras 5 veces al día (a mí no me salen tantas comidas, a no ser que se les mande a la escuela con un bocadillo de berenjenas rebozadas para el almuerzo),
2º) reducir la ingesta de golosinas hasta límites intolerables por el organismo infantil,
3º) dedicar 15 - 20 minutos a desayunar (si acaba en dos de tomarse el cola cao y las madalenas se le invita a estar los otros dieciocho mirando al techo de la cocina).

Frente B. La estructura familiar (resumen del punto 10) Una vez los hijos están bien amargados y con cara de zanahoria:

4º) convocar para el viernes a la tarde la reunión de planificación nutricional, con el siguiente orden del día:
a) decidir el menú
de toda la semana,
b) organización de horarios de fin de semana para sacar dos horas el sábado a la mañana para ir juntos al LIDL, y
c) organización de turnos que canalice el irrefrenable deseo de entrar todos a la vez a la cocina para preparar hoy unos callos y mañana una manitas de cerdo.

Dada mi experiencia, me atrevo a sugerir unos consejos prácticos para los incautos que estén pensando en seguir la estrategia esta. Por partes. Para que vengan a la reunión hay que poner como reclamo un bol de palomitas y unas cocacolas sin cafeína pero con hielo. Ya sé que esto es empezar torcido, pero al menos vienen. Punto a). Ocurrirá, después de pelear bastante, que los menús salen poco nutritivos, llenos de mayonesa y de aceitunas y cebolletas, y que alguno siempre quiere meter dos días de Mc Donald´s. Punto b). Cuando llega lo de la compra en familia es previsible que todo el mundo se haga el orejas a no ser que saquen tajada del viaje. Más de uno no se mueve de casa por menos de seis tabletas de chocolate blanco. Y punto c). En la cocina no deben entrar más que de uno en uno y para cumplir funciones de auxiliar, si no se quiere acabar como dice Forges. Con esta perspectiva, como podéis imaginar, no hay reunión sin coerción.

Así que elige. O tranquilidad u obesidad.

1 comentario:

Sofia dijo...

Ja, Ja, Ja!. Elijo buen humor y tranquilidad.