viernes, 19 de junio de 2009

Yo vivo en un pais...


A algunas personas les he escuchado decir que el país en el que vivo es muy complejo. Vaya cosa. Como si hubiera algún país sencillo. Como si Irak, o Finlandia, mi admirada Finlandia de los líderes mundiales de tantas cosas, fueran países sencillos.

No, el pais en el que vivo no es un país complejo. O, por lo menos, no es más complejo que muchos otros. Y, por lo tanto, la palabra que lo define no es esa.

En lo fundamental, Euskadi es como el resto de los paises de su entorno. Con la misma proporción aproximada de gordos y flacos, a expensas de que algún informe de la OCDE desmienta esta impresión. Y también con la misma proporción de canallas. Lo que cambia, pero no de un país a otro, sino de un grupo de miserables a otro, es la razón en la que se amparan para cometer sus ruindades.

En cuanto a los miserables de aquí, su excusa es tan original y tan absurda que no encuentras un grupo igual en toda Europa. Y es tan rebuscada que para encontrar militantes de su causa buscan entre paranoicos y resentidos, que siempre hay. Cuando tienen ocasión, matan personas, pero también cometen otras fechorías, como robar o extorsionar a otros. Incluso a sus propios vecinos, que hace falta ser cabrón.

Esta mañana, la acción coordinada de un chivato, un asesino y algún cómplice ha acabado con la vida de un señor de 49 años que se llamaba Eduardo, y ha intentado acabar también con la su mujer y sus dos hijos, porque qué es la vida sin la persona que quieres, que eso lo saben hasta los canallas.

Por la vida de Eduardo no se puede hacer nada, pero a salvar la de su familia está convocada la sociedad entera del pais en el que vivo.

Se pueden buscar excusas, pero en el camino pierdes humanidad. Y es una pena.

4 comentarios:

Blanca dijo...

Hace tiempo que me quedo petrificada ante semejante sinrazón. Parece que las palabras se escondieran, como si tampoco ellas encontraran la manera de dar forma al sentimiento. Desde que recuerdo, y no tengo 20 años, he vivido con esta brabarie. he creído, en ocasiones, que el final estaba cerca, que mis hijos podrían dejar de leer y escuchar noticias como la de ayer. Ya no lo espero.Hoy volveré a recorrer las calles de mi querido Bilbao, para llorar y gritar, junto con muchos hombres y mujeres de bien, QUE DEJEN YA DE JODERNOS, QUE NOS DEJEN VIVIR! Pero sé, que no servirá para nada. Tristemente, he llegado a la conclusión, de que matar es muy facil: sólo se necesita, sangre fría y un arma. Así de "sencillo", nada más.
Pero iré a la manifestación, porque si me quedo en casa, sentiré que me traiciono; y eso es lo último.

¿Cuándo, un adolescente da el paso de introducirse en un mundo, distorsiono, del que no podrá, aunque quiera salir? ¿Cuándo se produce ese momento? ¿Qué no vieron en los adultos, qué no les dijimos? Estas preguntas me vuelven loca, porque pienso, que la clave está ahí, en todos esos chavales, que hace dos días jugaban a la play, y hoy son capaces de poner su vida al servicio de no sé qué ideal, que está llenando de huérfanos, viudas, dolor..., nuestro pueblo.

Sofia dijo...

Me uno a vuestros sentimientos de dolor, perplejidad, impotencia y colaboración en la denuncia.

¡Ojalá puedieramos conseguir que ningún adolescente más se ponga del lado de la violencia y de la muerte!.
Conseguir que fueran competentes para resolver las diferencias por el diálogo, el respeto y la democracia.

Bego dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Débora dijo...

Vosotros vivís en una tierra preciosa, llena de buena gente... Gente de paz.
Es un regalo haber compartido tantos años la vida allí.