lunes, 15 de junio de 2009

qué aburrimiento de partido


El encargado del marcador era un sosías del mismísimo Ignatius J. Reilly, el protagonista la La conjura de los necios (John Kennedy Toole).

Y la grasa que, en forma de ronchas superpuestas, lucía con ostentación bajo la camiseta - túnica, y la que regalimaba de su boca al morder la hamburguesa, haciendo emitir brillos evanescentes a la barba mal afeitada, se fue trasladando al luminoso, y de este a la pared, en forma de chorretones, y de la pared al suelo, formando un charco en el que los pequeños jugadores resbalaban una y otra vez.

Con la segunda fractura de clavícula un espectador gritó:

- que sequen la pista!

Pero ya era demasiado tarde y la mancha aceitosa llegaba al círculo central. Y antes de que evacuaran el polideportivo alcanzó la primera fila de asientos de la tribuna.

Una vez en los soportales del Ayuntamiento, y mientras se tomaban el caldito proporcionado por la Cruz Roja, los del Colegio de Árbitros echaron en falta al encargado del marcador. Corrieron en su busca, pero solo encontraron la camiseta XXXXL y el cartón de un big mac junto a la silla de anotadores.

Cuando volví en mí, perdíamos 12 - 11.

1 comentario:

Blanca dijo...

Pues..., para ser un sosías, ahí estuvo ¡dándolo todo!