miércoles, 17 de junio de 2009

nadie es tonto, menos yo, segunda parte.


Una pregunta que me hago de manera recurrente es por qué me pasan tantas cosas estúpidas. Y no es por mí, por salvarme yo o por otras razones escatológicas, sino porque no quiero contagiar a los que viven conmigo. Fíjate. Después de pasarnos todo el viaje desde Barcelona bañados en nuestros propios líquidos corporales, remontando el Ebro con los hijos semidesnudos y enrojecidos en el asiento trasero, jurando matar al que nos vendió el coche y al que dijo que lo arregló, y acordando el divorcio a la altura de Arnedo, va el mecánico y le dice a mi mujer, que en este caso era ella quien arriesgaba su reputación, que si hubiéramos presionado este botón de la derecha, llamado "botón del aire acondicionado", se hubieran desencadenado los procesos que le son propios, y el ambiente se hubiera refrescado, haciendo el viaje más placentero.

A la portera del número 7 de la calle Grenelle de Paris le fascinaba la abnegación con la que los humanos son capaces de dedicar una gran energía a la combinación de ideas inútiles y absurdas, de lo cual son ejemplos este blog, su autor y la vida que lleva.

Hoy me he sentado a ver el partido de la roja. La última vez que me senté un miércoles a las 4 de la tarde a ver la tele ponían la casa del reloj. Tal es mi desconocimiento de lo que ocurre a esas horas en el ámbito doméstico, que he dado por sentado que el zumbido que hacía la tele se debía a que a esa hora el aparato se ventila solo, que a veces mi coche - huevo también lo hace. Pero como llegado el minuto 35 el zumbido persistía he descubierto que no, y me he puesto a buscar el abejorro, o lo que fuera, por todo el salón. He encontrado unas galletas digestive emplastadas de colacao con habitantes diminutos, la funda de la raqueta, medio yo-yo, las agujas de hacer punto, dos airgamboys y varios fragmentos solidificados de salmón ahumado, pero del abejorro ni rastro. Y eso que lo estaba oyendo todo el rato. Finalmente, y gracias a un comentario del amable locutor del partido, he descubierto que era el sonido ambiente. Que allí en Sudáfrica, que era donde tenía lugar el encuentro, como a la gente no le gusta el fútbol, porque son más de rugby, les dan a la entrada del campo una trompeta para que se entretengan.

Menos mal que no me ha visto nadie hacer el bobo. Pero algún día lo descubrirán todo. Y será mi ruina. Y la de mi familia, contagiada de idiocia galopante.

Eso sí. Que les quiten las trompetas, o que les quiten el mundial del 2010, por Dios.

2 comentarios:

Sofia dijo...

Pedro, no te ha visto nadie, pero ya nos lo has contado.

Y con ello, además de reirnos un rato nos damos cuenta de todo lo contrario precisamente,yo pienso que es lo mejor, reirse de uno mismo.

Yo en clase me confundo muchas veces y la primera en reirme soy yo, de forma que si no se han enterado lo repito más alto y me vuelvo a reir con ellos.

Dos "susedidos" cortos que recuerdo:

En Matemáticas de BTO, dando logaritmos dije: "neperiano de Dios" y era "neperiano de dos". Un rato de risas y aprovechar para decir que las mates y las creencias no están tan lejos como se cree.

Fuí a dar un recado a un curso de 3º ESO A, al que no daba clase entonces. Me pongo en la puerta y digo: " A ver, me escuchais un momento......que os tengo que dar un Ricardito". Claro, era un recadito. Creo que era la primera vez que cuando mandaba callar en una clase, se callaban todos a la vez, como no me conocían. No hubo nadie que dejara de oirme. Te puedes imaginar qué primera imagen se llevaron de mí.
Además porque no podía parar de reirme para dar el recado y ellos conmigo.

Y no sólo con alumnos, te cuento lo que me pasó con la monja Directora, uno de los primeros días de entrar a trabajar al Cole. Después de un rato de informaciones serias, le pregunto.¿"Cuándo es el Conejo Escolar"?. Supongo que se entiende que era "Consejo". Confieso que no pude reirme del agobio, pensando en qué imagen de insultancial le había dado llevando tan poco tiempo.

De joven era más vergonzosa.

Seda dijo...

Pedro, hay ciertas realidades con las que deberias de empezar a contar ya mismo:

Existe un submundo de cosas rotas y semiusadas detras de televisores, lavavajillas y microondas y debajo de camas y sofas; al que es mejor no acercarse

Y otra: Las señoras de la limpieza conforman una sociedad ultrasecreta que se encarga de esconder las cosas que necesitas