jueves, 18 de junio de 2009

Finlandia


Como paso mucho calor, estos días pienso en Finlandia. Son los líderes mundiales en lanzamiento de jabalina. Y es un país que ha dado al mundo extraordinarios pilotos de coches de carreras. La OCDE, gracias al célebre informe PISA, consagró su liderazgo mundial también en la cosa de estudiar.

También pienso estos días de canícula en lo que me gustaría trabajar en la OCDE. Sus trabajos me ayudan a reflexionar sobre mi práctica cotidiana, que ya sabéis que a mí me gustan mucho las estadísticas. Cuento de todo: las veces que me sueno los mocos en un trimestre, el tiempo que dedico a mirar por la ventana del despacho los jueves, las escaleras que subo en una semana de trabajo estándar, el porcentaje de horas semanales en las que suspiro alguna vez, o los días que hace sol (esta última es una costumbre que he heredado de mi padre, que tiene todos los calendarios ilustrados con soles y nubecitas desde el año 58, cuando el Athletic ganó la copa al Madrid de Di Stéfano en el Bernabéu).

Por eso, al enterarme de que uno de cada cuatro profesores dedicamos el 30% de las horas de clase a hacer callar a los alumnos o a tareas administrativas (como apuntar quién falta, o un negativo al que se ponga faltón) he respirado profundamente aliviado, porque es una cosa menos que tengo que contar. Y también me ha reconfortado bastante saber que en Brasil y en Malasia están peor que aqui.

Son datos de la última macroencuesta de la OCDE. Han preguntado a 90000 profesores de 23 países. Y también han concluído que en tres de cada cinco Colegios el mal comportamiento de los alumnos entorpece las clase. Ya es mala suerte. He trabajado en 7 y todos eran de los de alumnos disruptores.

La conclusión es muy clara. Como no soy maestro de Infantil, si estoy apuntando y mandando callar no puedo enseñar. Mis clases son una birria y el sistema pierde calidad.

La conclusión de la conclusión. Padres modernos: dejar de atormentar a los niños con la urbanidad (los reyes de Francia meaban detrás de las cortinas y los que podían verlos miccionar se sentían privilegiados), la educación vial y el mugendo. Y decirles que se callen cuando habla una persona mayor.

Y no tengo nada más que decir, como dice Fraga.

1 comentario:

Seda dijo...

No se porque pedro, pero en esta aburrida tarde de domingo, leyendo todos tus blogs, este me ha recordado a la escena que protagonizo Francisco Umbral en un programa de television, con eso de que queria hablar de su libro jajajaja