
Mira tú. Así que la culpa de que miles de personas se pusieran a pitar al himno es de este presidente confuso que tenemos. Confuso y eficiente, habría que decir, que en sólo cinco años ha sido capaz de todo, de crear y destruir, como el Dios del Antiguo Testamento. Por un lado, crear desafectos (territoriales, qué desafectos más raros). Y además, crearlos de la nada, que cuando la derecha dejó el país nos queríamos todos mucho. Y por otro lado, destruir. Acabar sin piedad con el amor con que los territorios amaban al concepto constitucional de España. La imagen de un territorio amando a un concepto es como la de una lenteja oyendo la COPE.
Y además el presidente, el muy dejao, no tuvo la valentía de repartir a la entrada del estadio unas tiras de esparadrapo para amordazarse cada uno a sí mismo a la hora del himno.
En algo tienen razón estos alterados, que lo del deterioro de la convivencia ya lo había notado yo. Ahora, y desde que gobiernan los rojos, la gente va por la calle de mala hostia, y en la panadería han quitado la oferta de los martes, que comprando el pan te regalaban el bollo del desayuno. Pero en otra cosa no tienen razón: lo que pasó en Mestalla fue un ejemplo de convivencia de los de enseñar en las escuelas, aunque los protagonizaran vascos y catalanes. ¿Qué eso es mirar sólo lo positivo? Evidentemente. Yo soy feliz descansando los sábados aunque llueva.
Así que harían bien estos de la COPE y el ABC en relajarse, como hace el Rey, al que sospecho que estas cosas le importan una higa.
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