jueves, 28 de mayo de 2009

7 x 8 = 52


Siete por ocho cincuenta y dos, dijo Chávez. Aproximadamente, añadió.

Yo también quiero poder meter la pata hasta el zancarrón y salir del embite provocando la risa en lugar de la llamada a degüello, que tanto apetece a tantos, por envidia o por venganza.

Caer siempre de pie. Y tener siempre abierto el paracaidas.

Que después de decir lo cabrón que eres digan pero qué simpático. E ir con camisa roja, o morada, sin que tu mujer te diga por las mañanas dónde vas con esas pintas.

Y vivir en el Caribe en lugar de esta ciudad sin sol a la que me debo por fidelidad a lo real.

Pero no me sale. No me ha salido nunca. Y así he aprendido a convivir con mis meteduras de pata.

Eso sí. Para no parecer más torpe de lo que soy, cada noche repaso con mi hijo la tabla de multiplicar. Ya voy por la del ocho.

1 comentario:

Blanca dijo...

Simpático, campechano..., ¡lo que quieras!; pero..., ¿quién se atreve a trtar un tema económico relevante con este hombre??!!!