viernes, 16 de abril de 2010

De farol


Una periodista británica escribió en su columna que se apostaba su casa a que Ryanair no era capaz de encontrar un solo cliente satisfecho. Se pasó, porque alguno siempre hay, aunque no sea yo, ni ninguna persona que conozca. De hecho, uno de mi escalera tuvo que viajar de pie, y en el despegue y el aterrizaje lo mandaron al lavabo. A una amiga le hicieron repartir las bebidas y subir y bajar por el pasillo mostrando el osito de peluche con los colores de la compañía. A mi hermana la tuvieron en la puerta controlando pasaportes, y a mi cuñado, en el mismo vuelo, sujetando con las rodillas el chaleco salvavidas durante la demostración de medidas de seguridad. Como veis, nada grave y todo cutre.

Pues la periodista tiene ahora un problema, y es que los directivos de Ryanair, que no tienen cosa mejor que hacer, han decidido reclamarle el piso. Y ante un juez. Por graciosa. Lo más seguro es que no lo necesiten para nada, pero habrán dicho ahora ésta se va a enterar.

Papelón el de su Señoría. O dar la razón a Ryanair y castigar a esta señorita por sus excesos verbales, que ya le vale. O decir a Ryanair que deje de jorobar en los Juzgados y se dedique a mejorar el servicio, que ya está bien de embarcar al grito de maricón el último.

Y que si no tienen sentido del humor, que se hagan británicos.

Que eso seguro que les pica bastante.

1 comentario:

Sofia dijo...

Verdad es que viajar en avión ya no es lo que era.

En mi último viaje hace una semana con Brussel Airlines, además de una demora de una hora, por motivos desconocidos, sentados ya en el avión (con la consiguiente desmoralización pensando que el inglés que manejas debería servirte para entender un mensaje de ese tipo); íbamos todos juntos los bussines men y los de clase económica: sólo separados por una señal en el cabecero de la ultima fila vip.

Ocurría que veíamos a la azafata con un pelo cutre, recogido con un ganchito horrible(dónde estará la azafata de hace unos años superestirada y preparadísima)dar a escoger periódicos hasta esa fila, ofrecer bebidas y almohadas, acercarse complaciente a los vip y a nosotros la inmensa mayoría hechos unos "margis" sin al menos un traguito de agua que llevarnos al gaznate.

No sé, siempre ha habido diferencias, pero la vez anterior que viajé así, habían tenido la consideración de correr una cortina entre unos y otros, para no ver tan claramente las marcadas diferencias.

Claro, que igual es una forma de propaganda y reclamo para que viajemos, pagando más en la zona de privilegio...