viernes, 23 de abril de 2010

Coma profundo y productivo


Una chica croata tuvo un accidente y entró en coma. Del coma despertó, y cuando lo hizo, no hablaba croata, sino alemán. ¿Dónde está lo interesante del caso?
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Leí esta noticia y quedé perplejo. ¿Cómo que dónde está lo interesante del caso? ¿En la velocidad a la que iba el coche cuando se estrelló? ¿En los ojos azules de la joven croata, de los que quedó prendado el médico que la operó? ¿En lo bonitas que son las sábanas en este hospital? ¿En las vistas que tiene desde la terraza?.

No y no. Lo llamativo de esta noticia es que la chavala, que solo chapurreaba el alemán, y lo más que sacó fue un cuatro, en la segunda evaluación del tercero de la ESO croata, ahora lo habla estupendamente, y que además no es capaz de hablar en croata, su lengua de toda la vida, hasta el punto de necesitar intérprete.

Riéte tú del inglés con mil palabras. Un trompazo bien recibido y eres otra persona. Esta aprendió alemán en lo que duró el coma, pero lo mismo podía haber escrito una novela, o terminar jugando en el Eintracht de Frankfurt, femenino, claro, cuando antes detestaba el fútbol, y solo hacía ballet.

A lo mejor es que tenemos escondidas en el cerebro distintas personas, y la que tenemos activa en este momento es solo fruto de la más pura casualidad. Y que si no te place, todo es ir dándose golpes hasta que encuentras aquella con la que te sientes más a gusto. Golpes bien dados, claro, porque con una toñeja no se entra en coma.

1 comentario:

Sofia dijo...

Pues, vaya gracia, qué poca suerte tuvimos Oscar y yo cuando nos dieron en el coche por detrás, por alcance, hace un par de años, subiendo al Cole. Óscar sólo ganó tener que arreglar el coche y que no todo se lo cubriera el seguro; y yo un descuajeringue de cervicales que todavía me da guerra un día sí y otro también.

Yo me hubiera apuntado a salir hablando Euskera e Inglés. O el lenguaje cheli de las tribus urbanas, para dejarles boca abiertos a los adolescentes un día en clase.

No sé qué lengua hubiese escogido Óscar, igual esperanto que es bastante diver.

Claro que ninguno de los dos quedamos en coma, ¡gracias a Dios!, aunque yo sí en cama unos días, pero no debe ser lo mismo.