viernes, 16 de abril de 2010

Balance


Ayer fue día 16, y como tal, para mí, jornada de reflexión. Yo pienso bastante, pero si es día 16, y viernes, y primavera, entonces me concentro en hacer balance.

Hay cosas que me van bien y cosas que me van mal, como a cualquier ciudadano de un estado, aunque sea de Derecho. Los ciudadanos de los Estados de Derecho pensamos que nos va peor que a los demás porque estamos muy mal acostumbrados, lo confundimos todo, y pensamos que lo que toca es que el Estado dé derechos. Y así nos va, todo el día amargados y diciendo que a esto y a aquello no hay derecho.

Que se me va la olla. Decía que es tiempo de balance, y el resumen es que vivo un tiempo de cambios en mi relación con el mundo exterior. En el que me relaciona con el mundo exterior. De Telefónica a Euskaltel. El emisor y el receptor serán los mismos: yo y vosotros. Pero el intermediario, el que lleva estas absurdas palabras del teclado donde escribo a esa pantalla en la que leéis va a a ser distinto. Pensé que debía deciroslo, porque sin él nada sería lo mismo. Y porque a lo mejor os molesta. A mí, por lo menos, si Correos me cambia el cartero me toca bastante las narices, porque al anterior ya le había acostumbrado a no dejar las cartas y los papelajos asomando por arriba del buzón, que queda feísimo.

Como ya conocéis, la gestión del cambio ha deparado no pocos episodios estrambóticos: primero, porque cuando Telefónica se enteró de mi traición envió a hordas de operadoras en mi busca para ofrecerme el oro y el moro y el loro, y después, porque pronunciar mi apellido requiere cierta habilidad que no todo el mundo tiene.

No saben que el lunes que viene se completa la traición, y que además de entregar a Euskaltel la telefonía fija e internet, haremos lo propio con la telefonía móvil. Y además, llevándonos el número. Esto me parece feo, y tengo un poco de conciencia de chorizo. Al fin y al cabo, aunque no hayan dado un servicio para tirar cohetes, el número era suyo.

Así que me estoy preparando para una semana de ataques frontales. Y he dedicado la tarde, terminado el balance, a estudiar mecanismos de defensa, acompañado de Jeniffer Aniston, que me miraba con aprobación, porque me leía el pensamiento, tumbada en el suelo boca abajo y con la mano sujetando la cabeza, justo encima de la entrada del cine Callao. Y pronto sin duda veréis las nuevas destrezas que me inspiró su visión.

2 comentarios:

Blanca dijo...

Bueno, yo también he pasado por esa traición. Sufrió la otra parte, y no me alegré por ello, pero qué quiers..., sueltas como en las películas un "fue bonito mientras duró", y que lo vayan asimilando; que el tiempo lo cura todo.

Y firme ante los regalos que ahora te van a ofrecer, que eres del mismito Ledesma ¡que no se diga!

Sofia dijo...

Vivimos en un estado de derecho y en una sociedad basada en el cambio:

¡tan lejos del pensamiento budista!

que se basa en la aceptación de lo que permanece para lograr la felicidad, alejados de la atracción por el cambio.

Pero ya se ve que estás preparado para resistir las consecuencias y que la educación que te dieron en la escuela, estaría entre líneas, empapada de competencias; porque ya estás elaborando destrezas para salir con bien de lo que te viene encima.