Cuando vas con dos cabras adultas a hacer la compra al supermercado acabas tan saturado como cuando vas con dos niños de viaje tres días a un sitio que no sea la Warner o Port Aventura.
Y eso que yo llevaba grabado un mensaje en el móvil que ponía una y otra vez, con el altavoz, para ahorrarme el gasto de saliva y cuerdas vocales:
- No.
- Que te he dicho que no.
- Que no.
- Pero, ¿por qué eres tan pelma?
- No.
Y acaban el viaje doblados de la risa. De esa risa tonta que decae a medida que se hace de noche y se acaba la autopista. Que acaba en bronca y en plastazo soltado a ciegas hacia el asiento de atrás.
La última risa ¿No es adorable?
2 comentarios:
Pues yo este finde he viajado con la perra en el coche y más formal que un niño, nada de preguntar cuánto falta; claro, que tampoco risas que un poco en falta ya se echan cuando no viajas con niños.
Sasamón es un paraíso con olor a leña por todo el pueblo. ¡Qué felicidad, qué paz, qué placer!. No hay nada como un sitio tranquilo, con chimenea y excelente compañía. Fin de semana sublime.
Yo con cabras, no he viajado.Con niños en el asiento de atrás -cierto es que hace un rato ya-, pero sí: con tres a falta de uno.
La pelea solía fraguarse por ocupar los asientos de las ventanillas ; el del centro lo pillaba siempre el último en entrar; aunque tuviera que "pisar" a sus dos hermanos para tal fin.
- Venga, que no es para tanto; en la primera parada, en Zaragoza, haceis el cambio. Y en Lleida, cambio nuevo, y todos contentos.
Dos manzanas más adelante de la que ocupaba nuestro garage, paramos en el kiosko a comprar la prensa del día.
Extraños movimientos en el asiento de atrás.
Quien salió ocupando el asiento del medio, ya se había transladado a uno de la ventanilla. ¡Dios mío! ¡Qué vieje nos esperaba!
Por suerte, siempre habáia alguno que "caía" vencido por el sueño.
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