
Parece que vive en un piso de esos del barrio de Salamanca con techos tan altos que los varones tienen que hacer pis sentados, por miedo a que el eco haga sentir una intempestuosa granizada de verano donde no hay otra cosa que una micción de tres al cuarto.
A las noches llega a casa derrengada, y no tiene el cuerpo más que para sentarse con su marido y sus hijos a cenar y compartir fatigas y alegrías. Sólo cuando los vapores del ribera del duero llegan al cerebro y este emite las órdenes que liberan la lengua de las cadenas que le impuso el cargo, ella se anima a proponer un juego:
- venga, va, a ver a quien se le ocurre la chorrada más gorda para decir mañana a los periodistas. Algo que los descoloque bien.
- cántales "qué bonitos ojos tienes", y así cambias el rollo ese de que "son ustedes muy amables, muchas gracias" dijo uno.
- que Gallardón y tú fuisteis novios antes de conocer a papá, apuntó otro.
- algo que haga que te miren a los pies, que haces mala cara, mamá, de verdad, sugirió el último.
El final ya lo sabéis:
- Ya saben ustedes que cuando llevo zapato plano no hago declaraciones. Son ustedes muy amables, muchas gracias.
1 comentario:
Lástima, no los lleve siempre!!!
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