miércoles, 25 de noviembre de 2009

vida en reposo

En esto consiste:

1. Hablar con el carnicero. De lo que quiera.
2. Beber te sin teína y café sin cafeína. A todas horas.
3. Poner los pies en agua caliente con sal al llegar a casa. Y que el agua no se enfríe en ningún momento, gracias a algún sistema que ahora ignoro.
4. No abrir el buzón.
5. Andar en moto en primavera, de marzo a noviembre.
6. Dejar de hacer deporte.
7. Releer el título VIII de la Constitución, para ver si encuentro mi sitio en la España de las Autonomías.
8. Evitar las digestiones pesadas. Y a los pesados.
9. Alimentarse a base de salmón ahumado, jamón de Guijuelo y Viña Pesquera.
10. Dejar de ir al médico, yen su lugar, pasear con las manos en los bolsillos de tus pantalones de pana, mirando al suelo, y apuntar después todas las ideas que se te ocurran, para hacer series numeradas del uno al diez.

Y ya está.

Gracias a todas por vuestra colaboración. Hoy estoy más tranquilo.

3 comentarios:

Sofia dijo...

Creo que sólo te falta en la lista: "tener sentido del humor y reírse hasta de uno mismo".

Pero como ya lo haces.

Ahora me acuerdo, mi carnicero se llama Gorka.

Blanca dijo...

Pues ese nombre, Sofía, no me encaja para carnicero.

Cómo has omitido lo de la telenovela ¿eh Mendi? Pues que sepas, que José Luis Sampedro la seguía y que Cela decía, que en absoluto había que minusvalorar este nuevo género literario (así lo llamó él)

Y ahora en serio: nos hemos olvidado del Mar, que no sé qué tiene que ejerce en mí un efecto tan balsámico. Si tengo un mal día, uno de esos con los nervios a flor de piel, un paseo cerca del mar, me devuelve a casa como la seda. Claro que, quizá sea el motivo de que nuestro Cantábrico esté tan "encrespao"

Egunon

Sofia dijo...

Pues sería que el chico iba para otro oficio, pero se le murió joven el padre y se quedó con la carnicería.

Será por eso que no le cuento muchas cosas, no sea que no tenga aún asimilados los saberes y me trafulque los consejos.