martes, 24 de noviembre de 2009

vida reposada

Me dice el médico que haga vida reposada. Y lo deja así, sin más, suspendiendo las palabras en el aire, sin mirarme a la cara, como quien dice que qué noviembre más raro llevamos con estos diecisiete grados a las ocho y media de la mañana. Y yo tampoco pregunto. No me atrevo. Principalmente, por miedo a quedar mal, porque a lo mejor todo el mundo sabe lo que significa vida reposada (todas las personas que estaban en la habitación y que oyeron el mensaje siguieron a sus quehaceres como si tal cosa), y yo soy el único tontolhigo que no se entera.

He andado todo el día haciendo elucubraciones. A lo mejor quiere decir que duerma la siesta. O que a las tardes cuando llego a casa diga a mis hijos que no toquen las pelotas que ya ha acabado mi jornada laboral y me toca estar en reposo. O que es la vida la que tiene que ser reposada, y no yo. O que me vaya a vivir a Colombia, donde si haces bien, y si no, también. O que no haga la cena mientras escucho Hora 25. O que no me altere con el fútbol. O que coja la baja, que es esa cosa tan española de no ir a trabajar cuando no me sale de los cojones, o cuando tengo a mi madre enferma, o a mi hija, que siempre habrá un médico que te firme el papelito. O que haga como la verdura, que antes de sofreírla la dejo diez minutos en el escurreverduras para que luego el aceite no chisporrotee.

Yo qué sé qué coño es vida reposada. Lo digo para que apuntéis que soy idiota y que me tenéis que explicar bien las cosas, porque si no, no me entero.

7 comentarios:

Blanca dijo...

Debe de ser, bajarse de esta rueda en la que nos hemos montado, no sabemos cuándo, ni siguiendo a quién.

Debe de ser, comprar al día, a la par que charlamos con el carnicero o con la frutera.

Debe de ser, tener un rato para charlar o leer despues de cenar, sin desnucarte a cabezadas
porque hace años que no le das a tu cuerpo eso de las ocho horas diarias de descanso
aconsejadas.

Debe de ser... Oye, que no tengo ni idea; ya podías haber prguntado y ahora lo sabríamos todos los que seguimos el egunon.

(El termómetro marca 8ºC, dicen que el frío mañanero es muy sano.)

Pedro Mendigutxia dijo...

El egunon de hoy va a titularse así: las cosas que voy a hacer para llevar vida reposada. Se admiten sugerencias. Pero sí es verdad que charlar con Pedro Mari, el carnicero del Valle, es una de las cosas más relajantes que hay. Por lo menos, de las que hay en el Valle.

Blanca dijo...

Pues según llego a casa, voy a continuar preparándome mi infusión de te, sin teína,-esa que sabe a frutas y que está riquísima-; costumbre que llevo practicando desde que mis hijos empezaron a volver a casa solos y que algo muy, pero que muy gordo tiene que pasar para que me prive de ella.
Mientras la saboreo -porque la saboreo- me pongo la tele y ahí ando, medio siguiendo "amar en tiempos revueltos" y que si no lo sigo porque me duermo, tampoco pasa nada. Que es de "marujas"??? ¡Y qué!!! a mí me sirve. Y es que pese a "lo revuelto" de los tiempos, se andaba más despacio, y se charlaba en la plaza, y se comía en casa, y...
¡Y qué vestidos más bonitos los de los 50!!!

Blanca dijo...

¿Por qué todos los carniceros terminan en Mari: el mío es José Mari.

Sofia dijo...

Pues yo supongo que para interpretar bien lo que significa.... lo más importante es saber que le has dicho al médico, qué te ocurre, qué sientes, o qué te han dado los análisis que te ha mandado hacer. Vamos que si no nos dices el diagnóstico, que perfectamente tienes el derecho de no contarlo, mal vamos a poder decir en qué consiste el consejo.

Seguro que no significa lo mismo el hacer vida reposada, por ejemplo, después de una operación quirúrgica; que después de quitarte la escayola de una pierna rota. Después de una baja por depresión que después de un infarto.

De esta forma sólo se te pueden aconsejar las cosas de sentido común que ya te ha dicho Blanca.

Por cierto ¿cómo se llamará mi carnicero?. Se ve que yo con él hablo lo justo.

Pedro Mendigutxia dijo...

Oye Sofía, es una vergüenza que no sepas cómo se llama tu carnicero. El de Pilar se llama Jorge, el mío Pedro Mari, el de Blanca Joxe Mari. Hay que hablar con los carniceros, que dan clases de ciencias con los ojos de los cabritos y de los conejos, y que aconsejan menús y que saben qué te gusta y de qué pie cojeas, y los diagnósticos médicos te los clavan. Yo al médico solo voy cuando Pedro Mari me lo dice.

Bego dijo...
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