sábado, 7 de noviembre de 2009

desde el fondo de la clase

Hoy he oido decir que es muy importante tener claro el recorrido físico que hemos hecho en la vida, porque es el que explica nuestro recorrido moral. O algo así.

Y para hacerlo proponían elaborar un relato a partir del sitio que hemos ido ocupando en clase, desde párvulos hasta que dejamos la universidad.

Yo empecé en el medio de la clase, sitio que abandoné para irme a la primera fila a la altura de tercero de primaria, pero no era yo quien elegía, sino otros, que sobre mí tenían ascendencia, y a fe que me la hacían reconocer si la ponía en duda. A hostias. Acabé la primaria otra vez en el medio, lugar que no abandoné hasta segundo de secundaria. Entonces me fuí a la última fila, y empecé a odiar a los que elegían la primera. En el gallinero me afinqué hasta el final de mis días de estudiante, con un paso fugaz por el medio cuando el amor se cruzó en mi vida y el amor se sentaba, otra vez, en mitad de la clase.

Me justificaba diciendo que desde el fondo siempre se tiene más perspectiva. Chorradas. Desde el final de la clase no se oye nada.

Y así acabé. Con presbicia y presbiacusia. De lo de la moral, ni sé.

2 comentarios:

Bego dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Sofia dijo...

Pues vaya, será eso de los sitios lo que me habrá hecho perder no sé si moral, pero sí dignidad.

No me había pasado nunca algo de semejante magnitud, os lo dejo para que valoréis vosotros.

Me llegó el otro día un sobre a nombre de :

Dña. SOFEA CELA ECHEBERREA

Y la carta empezaba: ¡HOLA SOFEA!:...........

Me reí y berreé, no me quedaba otra.