jueves, 12 de noviembre de 2009

Tres sitios imprescindibles


Juan Eslava Galán acaba de escribir un libro precioso que titula "mil sitios que ver en España al menos una vez en la vida". A mi no me da el espacio para tanto. Ni la edad. En los pocos años que tengo apenas he podido ver más de ciento veinte o ciento treinta sitios. Pero dos de ellos no están en el libro.

Uno es la ciudad de Salamanca, tal como se ve al atardecer de un día de invierno desde las torres de la catedral nueva. Con el sol vistiéndola de oro. Suele hacer frío, y un viento que jode el cutis, así que antes de subir conviene haber comido al mediodía un buen menú. Detrás de la Plaza Mayor, en Isidro, podéis ingerir uno a base de garbanzos con berza, gloriosos, y cuyos calores permanecen en el aparato digestivo, extendiéndose después al resto del cuerpo, durante horas y horas.

Y otro es el castillo de Santa Catalina, en Cádiz, también al ponerse el sol, y visto desde el apartamento de mi tía Puri. En este caso, el placer se redobla si se acompaña del gazpacho que ella prepara como ninguna y de una ensaladilla bien aliñá. Y se remata con una botella de litro de Cruzcampo y unos chopitos calentitos recién traidos de la freiduría Las Flores. A la casa de mi tía no puedo invitaros, pero seguro que os apañáis con unas tortillitas de camarones de las que ponen en El Balandro, en la Alameda.

Y como el mundo no se acaba en España, sino en París, donde empiezan y terminan además todas las cosas que merecen la pena, he escogido un tercer sitio. Se trata de la nave central de la Abadía de Saint Germain des - Prés, que ha escondido entre sus muros los huesos de Descartes y el memorial de Pascal, donde el silencio es más puro, si cabe, que en la sala de estudio de la Pontificia de Comillas. Y para estar a gusto sentado en tan magno espacio es imprescindible haberse comido antes una raclette en alguna de las tabernas del barrio latino y haberse tomado un espresso en uno de los veladores de los cafés que hay en la plaza. Los mismos en los que se sentaban Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir.

Buen viaje.

3 comentarios:

Sofia dijo...

En contraste con tus recomendaciones donde ha influido la mano del hombre, yo aconsejo uno realizado por la mano de Dios, para completar.

Para un fin de semana de finales de octubre, comienzos de noviembre. Ir a Pirineos. Dormir en Torla (en el hotel "Los Abetos", por ejemplo), cenar en el "El Duende" y caminar durante tres horas por el valle del Parque Nacional de Ordesa, por las Gradas de Soaso, hasta la Cola de caballo (cascada descomunal con arco iris incluido). El otoño lo viste de los maravillosos amarillos, ocres, rojos y dorados y te llevas para unos días la retina saturada de la grandeza de a naturaleza.

No tengo comisión de los sitios que menciono, ni son familiares míos, sólo que allí fue donde estuvimos y son francamente recomendables para un fin de semana bucólico-gastronómico que deja bien el espíritu y el estómago sin masacrar la cartera.

maika dijo...

Oye, cómo apetece escaparse por ahí, ¿no? Lejos de apercibimientos escritos, llamadas o visitas de padres, exámenes, nuevos decretos de normas de convivencia, tutorías, reuniones de claustro, de etapa, verticales, horizontales, evaluaciones diagnósticas o aún por diagnosticar, turnos de recreo, sustituciones, notas en la agenda, plataformas digitales, blogs para alumnos, redacciones por corregir, reuniones de intercambios, Comenius, e-twinning, websites, programaciones abreviadas y extendidas (se estiran y encojen según criterio facultativo del Berritzegune), proyectos, ferias, carpetas comunes,encuestas,días de la amabilidad-en-que-te-amargan-el-día (es que estos alumnos tienen cada idea...),reuniones de departamento, de tutorías compartidas,de evaluación inicial, de evaluación final, de hojas excel rellenas de curiosas incidencias para deleite de tutores, as, (como si de un Ferrero Rocher se tratara), de comidas apresuradas, de enfermerías y enfermedades (Gripe común, Gripe A, balonazo en la nariz, dolor de tripa estacional-menstrual, que ya parece una epidemia...), de peleas, de acosos, de derribos.................................. Por mí, cuando queráis. Hago la maletilla y a recordar sitios imprescindibles. Se admiten colegas de profesión con quien aliviar males compartidos.

Pedro Mendigutxia dijo...

Vaya, Maika, que buen rollito, eh? Has debido pasar un dia de la amabilidad estupendo. Apúntate al Viaje que vamos a hacer por Sant Jordi a Barcelona. Lo acompañaremos de las papas bravas (las mejores del reino) y el vermú del solera del Tomás, en Sarriá, de un estupendo foie con cebolla en la Barceloneta, y de una tapa de mejillones y cava de garrafa en El Champanyet. Toso este lujo gastronómico te hará poner en su sitio la amonestaciones y los amonestados y la madre que los parió.