sábado, 6 de febrero de 2010

hijoputa

Dice Gonzalo de Castro que todos llevamos dentro un hijoputa. Y llevo todo el día preguntandome cómo será el mío. Supongo que me cuesta verlo porque las personas vemos mejor el hijoputa que llevan los demás que el que llevamos cada uno.

De hecho, una mujer vió perfectamente el que llevaba mi hijo de diez años. Estaba él disputando un partido de balonmano que transcurría por el terreno de lo escabroso, con dos goles abajo y a punto de perder la final. En el momento en que se aplicaba en un placaje defensivo la señora le gritó desde la grada hijoputa!!. Y yo, tonto de mí, sin saber que se refería al hijoputa que mi hijo llevaba dentro, fui a decirle que debía estar en un error, porque yo conocía a la madre del 8 (era el número del chaval), y no era meretriz, sino enfermera. Y ella me dijo que el error era mío, que todo el mundo sabe que la madre del hijoputa que llevamos dentro es distinta de nuestra madre biológica. Y que ella se había referido al hijoputa del 8, no al 8.

Menudo ridículo hice.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Llevo todo el día debatiendo entre leer a Mankell y sacando de paseo al hijoputa que llevo dentro. Me explico:

El hijoputa es aquel que sale, cuando no le gusta lo que ve a su alrededor. ya sea una disputa entre enanos de distintos tamaños o ya sea.....bueno todas esas cosas que lo cabrean. Ya le he dicho que no salga tantas veces, porque me hace quedar mal.

El es el borde, yo muy tranquila. Me gusta disfrutar del trabajo, departir una buena charla y sobre todo leer, además de sonreír. Lo triste es que en cuanto me descuido y no lo tengo muy controlado....hala.....se me fuga y me paso largo rato buscándolo, con lo cual, Mankell o el sol, que estos días nos visita, se ensombrecen.
Es entonces, cuando aprovecho, para dar un paseo, más largo, si cabe, para charlar con mi hijoputa y decirle que a pesar de hacer buena pareja, que nos complementamos y compensamos.....no debería hacer pensar a los demás....que yo soy la rara.
Curiosamente no vive en casa. No tengo ni idea, en donde duerme o de que se alimenta. A veces, tardo días en verlo, porque no viene a buscarme... pero como ya me acostumbré a su compañía, le espero y si sale....sale y si no, ya vendrá. No es cuestión de obligar a nadie a hacer lo que no le apetece.....o si??.


PD: Dile a la señora del partido....que los niños de 10 años, todavía no llevan un hijoputa dentro. Si acaso.....un pequeño "cabroncete", pero no siempre.

Sofia dijo...

Pues yo pienso que todavía no me he encontrado con el mío y así me va.

Creo que a mí me lo han metido confundido y me han puesto un pusilánime. A veces echo en falta que brote de mí la ira en los casos que hace falta porque me sale la tristeza. De esos dos sentimientos del alma que se oponen a la alegría, tiene más coraje el primero, impacta más. Es mas resolutivo. Vamos pienso yo, porque sale como hacia fuera, se hace notar y provoca una reacción en los de alrededor y es lo que hace falta en determinadas situaciones. Lo echas todo fuera y te quedas bien.

La tristeza actúa hacia dentro y te paraliza. Es mucho menos efectiva y te deja hecha polvo. No arreglas nada y te mortifica. ¡Vaya gracia!

Cambio a mi pusilánime por la ración de hijoputez que a alguien le ha tocado de más y que me corresponde. La necesito.