viernes, 24 de abril de 2009

si se va una rosa, vienen mil claveles

Es lo que ha dicho Cayo Lara, el coordinador general de Izquierda Unida, al enterarse de que la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, deja la coalición y la alcaldía para irse como independiente al Gobierno andaluz de Griñán.

Rosa Aguilar era de esas personas a la que los ciudadanos elegían ya se presentara en la lista de IU o en la de Falange Auténtica. Como pasaba con Teófila en Cádiz o Vázquez en A Coruña. Por eso, marcharse a mitad de mandato no está bien. Aunque, como ella dice, lo haya pensado mucho. Qué menos.

El rebote de sus ex-compañeros de militancia y la virulencia con la que van largando frescas a las dos horas del anuncio me lleva a suponer que tenían la artillería preparada contra ella desde hacía tiempo.

Dice que tiene sus razones. A mi ni se me ocurre dudarlo. Los cordobeses quieren que gobierne el califato, el PSOE andaluz que lleve las obras públicas y yo quiero que presida mi comunidad de vecinos, y me libre de la miserable del 1ºC, que lleva veinte años votando que no al ascensor. Es lo que tiene ser una superclase de la política, que te quieren en todos los sitios. Claro que tiene razones, pero hubiera sido estupendo que las explicara. Bien clarito. A los cordobeses, por supuesto.

Ojalá lluevan claveles en Córdoba, pero esas cosas es difícil que pasen.

1 comentario:

maika dijo...

Seguro que los que trabajaban codo con codo en su gabinete lo están festejando por todo lo alto. No en vano, la Rosa en cuestión es de la especie más espinosa, de las de mírame y no me toques. Y no lo digo yo, sino los que han tenido la experiencia "traumática" de trabajar para ella; pues parece ser que de entre las déspotas, la Rosa Aguilar se lleva la palma. Me cuentan que tras los resultados de las anteriores elecciones municipales, donde su archiconocido orgullo salió muy mal parado, "la espinosa" arrolló con insultos y amenazas que más tarde llevaría a cabo, despidiendo así al gabinete de prensa en pleno que aquel aciago día le esperaba cabizbajo, incapaz de levantar la vista, sabiendo lo que se les venía encima. Era de esperar que la Rosa entre las Rosas, no aceptara como suya la derrota; "una no se puede rodear de incompetentes"... Así, y visto que por muchos gabinetes de prensa que mande al garete, las cosas le van de mal en peor por tierras cordobesas, la alcaldesa, incapaz de asumir errores, se decide a abandonar el barco. Ya se sabe,las ratas primero, pues el que nunca se ganó el rango de capitán en la estima de los que fueron su tripulación, difícil pensar que alguna vez lo fue...