miércoles, 29 de abril de 2009

No stones


La prueba lo muestra a las claras. Como podéis ver en esta imagen que he apañado con la radiografía, no hay piedra ni en mis riñones ni en sus alrededores. Así que no me duele. Soy yo, que pienso que me duele.


Aquí esta otra vez la discusión sobre qué es la realidad: si el mundo o la conciencia. Si el factum o el cógito.


Filosofías aparte, yo estoy mucho más tranquilo desde que se que el dolor que siento no existe, y solo es fruto de mi pensamiento, que imagina historias de hospitales igual que piedras o títulos de Copa para el equipo de mi vida. Así, ahora que he caído del guindo, cuando me da un pinchazo en la espalda que me deja en el sitio, me río del increíble poder de mi mente.


Y trato luego, cuando se me pasa el dolor que no tengo, de aplicar mis poderes a otras cosas, como corregir unos exámenes sin mirarlos o aprender gallego. No es fácil, pero algo consigo, como por ejemplo, saber que habría macarrones para cenar. Así que, por joder un poco y ver cómo reacciona mi cerebro, he preparado unos filetes con patatas.


Estoy esperando a ver el efecto.

No hay comentarios: