miércoles, 8 de abril de 2009

Rubalcaba es el hombre total. Ha sido ministro de Educación, de Administraciones Públicas y de Interior, que yo me acuerde. También ha sido portavoz parlamentario del grupo socialista en el Congreso, y eso quiere decir que sabe de todo. Humanamente, el ya cumple las condiciones para ser más que un ministro normal y corriente, porque es de Santander, hincha del Madrid y diputado por Cádiz. Y nunca alardea de ubicuidad. Así que puede ser ministro de lo que quiera.

Pero no cabe decir que lo que puede Rubalcaba lo puede cualquier político. A pesar de eso, y por llevarme la contraria, ayer Zapatero nombró a Trinidad Jiménez ministra de Sanidad y Asuntos Sociales. Todo el mundo sabe que los Licenciados en Derecho y expertos en relaciones internacionales son potenciales extraordinarios ministros de Sanidad, pero sólo ZP ha tenido la valentía de convertir el pensamiento común en hecho y derecho.

A mí me temblarían las rodillas si tuviera que reunirme mañana por la mañana con los sindicatos médicos o con los Directores de Hospitales Públicos sin haber tenido más contacto con el mundo biosanitario que la búsqueda de soluciones a un molesto divertículo que me salió cuando hacía ciclismo. Pero a Trini no. Aunque no es de Santander, ni del Madrid ni diputada por Cádiz. Ella peleó con Gallardón por ser alcaldesa de Madrid. Con eso basta para ser lo que quieras. Que se lo pregunten a Esperanza.

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