viernes, 4 de junio de 2010

Embarazo

A veces me encuentro en situaciones muy absurdas, o muy embarazosas. Y en ellas no sé qué hacer con los pensamientos. Como dicen que un clavo saca otro clavo, suelo conducirlos hacia cosas igualmente absurdas. Por ejemplo, hacia el extraño comportamiento de las gomas de borrar. Mejor dicho, hacia mi extraño comportamiento con las gomas de borrar. Ya puedo hacer que leo el periódico o que pinto un Goya, que yo estoy pensando en gomas de borrar.

Es difícil ser goma de borrar, porque su razón de existir está la anterior existencia del error humano, y hay humanos que llevan muy mal eso de cometer errores. Se confunden al hallar la hipotenusa, borran, arrojan con cierto fastidio la goma sobre la superficie de la mesa, rebota, y plaf, al suelo. Las primeras veces la recogen, pero luego ya no.

Y luego te levantas por la noche a hacer pis y la pisas, ay, bueno, es una goma, menos mal que no es un cristal, y no la recoges, porque estás dormido, y porque no hace falta, porque al fin y al cabo, no es un cristal, y le das una patadita. Y al día siguiente, a las dos de la mañana, vuelves a pisar la dichosa goma.

Se pueden pensar cosas más absurdas en situaciones embarazosas. Pero hay que ponerse.

1 comentario:

Blanca dijo...

¡ojalá existiera la "milán" que borra ciertas cosas! -con imaginación salen unas cuantas- aunque dejara la marca del frotis como recuerdo.

Y sí, sí se pueden pensar cosas más absurdas. Bastante más absurdas. Incluso hacerlas.