sábado, 12 de junio de 2010

el pez espinoso

Menudo papelón. Representantes de la Diputación Foral comparecían hoy delante de los vecinos de Getxo para explicarles que debían paralizarse las obras de canalización del río Gobela.

No les va a hacer ninguna gracia, porque este río, cada vez que se desborda, les inunda los garajes y los portales, y llevaban años suspirando por alguna solución, que estaba en camino.

Pero no va a poder ser, porque la Ley de protección de especies en peligro de extinción obliga a la paralización inmediata de las obras. Imagino que esta Ley se promovió para proteger al lince ibérico o al oso del Pirineo, pero el que se va a beneficiar es el pez espinoso, que es una especie de anchoa, espinosa, que vive como el pez que es en el agua del Gobela, importándole un pimiento las crecidas por las lluvias, y al que la canalización dejaría sin hábitat natural, condenandolo a morir entre dentelladas de merluzas y cabrachos en medio del Cantábrico.

Algunas personas se harán cargo del problema. En su calidad de propietarias de perros, gatos, hurones y ardillas, suelen aplaudir las normas que protegen a sus animales del acoso de los humanos, que se piensan que son los dueños de todo.

Pero a otros no les va a hacer ninguna gracia cuando les digan que sus portales y garajes se seguirán anegando, pero que no se preocupen. Y que disfruten de la armonia y el equilibrio que proporciona la convivencia entre las especies viendo nadar, muerto de la risa, al pez espinoso.

A estos vecinos sí que les va a dar la risa, sí.

2 comentarios:

Sofía Cela Echevarría dijo...

¡Qué temas más espinoso has tocado!.

¿Es que sólo vive ese pez en el Gobela?. Se podría hacer un traslado de la especie a otro río semejante que no se desborde.

Además creo que se considera en peligro de extinción a una especie animal, cuando su existencia se encuentra comprometida a nivel mundial.

A mi me gustan los animales y aplaudo la coexistencia pacífica de las especies con los humanos, pero también echo matamoscas en mi cuarto cuando oigo rondar un mosquito.

Blanca dijo...

Vaya que si tiene espinas el asunto en cuestión!

Que me imagino yo al diputado de medio ambiente, que un día le escuché, y me pareció sensible el hombre, debatiéndose entre salvar al “canijo” o evitando que los vecinos de la vega del Gobela, vuelvan a pasar por lo que pasaron hace un par de años.

Y al “jefe” de la diputación -¿diputado general se llama?- perdiendo el sueño por un ente de seis centímetros que se “parte la caja” bajo el puente de Salsidu.

Y al director de la obra, viendo como su plan de viabilidad del espinoso, se le va al carajo, porque esta vez –extraño, pero cierto- una obra se ha alargado.

Y a mi amigo ecologista, que sufre por todo lo que se menea, con las espinas del osteictio clavadas en su alma; que si no fuera por el abrigo de armiño con el que el otro día vi a su señora, a mí también se me habría escapado alguna lágrima, ante la emotividad de su discurso.

Que si en mi mano estuviera, yo me decantaría por los vecinos; hombre, lo del delito ecológico con pena de cárcel, me acoquina un poco, también es verdad.

Ojala, que como en los cuentos, todo pueda terminar con un “…y fueron felices, comieron perdices (bueno, que a estas también habrá que cuidar…)”

En fin, voy a ver si cojo el metro, y en unos de esos periódicos “todoseguido” en los que te lo cuentan todo, me entero de toda la verdad.

Espinoso asunto!!!